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Tamara respondió: Profesional de Certicalia
Es el vendedor (no el fabricante) quien responde ante el comprador por la calidad del producto. Si tenemos cualquier problema con lo que compramos, hay que dirigirse a la tienda. Es importante tenerlo claro porque en muchas tiendas, ante una reclamación, se escudan en que acudamos a la marca. O nos dicen que ellos cubren un periodo y después es la marca. No es así, es siempre el vendedor durante lo que dura la garantía. Aunque ahora veremos cuánto es (en teoría, dos años).
Esto implica como primera pega que, si compramos algo fuera de España y tenemos un problema, quizás debamos enviarlo al país de origen. Hay bastantes marcas que sí aceptan reparar un producto comprado fuera, incluso que no piden ni la factura (está el número de serie registrado). También hay marcas que nos ofrecen tres o cinco (o más) años de garantía. Incluso hay marcas que prefieren atender ellos las garantías y no dejarlo en manos de una tienda. Pero nada de eso es lo obligado por ley, hay que tenerlo claro por si nos ponen pegas. Hay que saber cuáles son nuestros derechos y hasta dónde llegan.
Por normativa europea, la garantía oficial de cualquier bien vendido es de dos años. Son 24 meses desde la fecha de la compra (o entrega), sí, pero hay dos grandes “peros” a tener presente. De hecho es prácticamente un engaño para el consumidor. La garantía tal como la mayoría la entendemos nos protege en realidad durante seis meses. Si después de los primeros seis meses aparece un problema, será el consumidor quien deba demostrar que la causa existía antes y estaba en el producto. Que no es algo que se haya provocado por el uso o desgaste. Es decir, será necesario pagar un perito o técnico que prepare un informe de cara a reclamar esa garantía.
Durante los primeros seis meses se da por hecho que si aparece un problema, debía existir cuando se vendió. Es como todos entendemos una garantía: aparece un fallo, contactamos con el vendedor y nos reparan el producto. O nos lo cambian por otro nuevo, a elección del consumidor. Incluso, si es irreparable o un fallo endémico, podría pedirse la devolución o una rebaja en el precio.
Ante cualquier problema siempre es mejor intentar llegar a acuerdos amistosos. Si no hay otra forma, habrá que reclamar. Por ejemplo si no nos han dejado más remedio que pagar un gasto en una reparación en garantía. Tendremos que reclamar por escrito a la tienda y si en un mes no responden, formalizar una reclamación en Consumo. Allí podemos pedir un arbitraje además de presentar una reclamación oficial. Si no, tocará ir a los tribunales. Para un juicio verbal.