Para establecer las diferencias clave entre tres de los programas más utilizados en la representación gráfica de objetos arquitectónicos, debemos refrescar desde el principio cuáles son las características de los tres softwares por separado.

AutoCAD

El AutoCAD fue el inicio de todo, y seguramente el bautismo en la informática profesional para quienes vivieron una infancia, una adolescencia y parte de la madurez sin la presencia de móviles ni tablets. Aunque inicialmente la representación de planos con ordenador no estaba bien vista, actualmente es el croquis a lápiz el que se observa como los bisontes de la cueva de Altamira.

Es un programa de diseño en el que se trabaja fundamentalmente en dos dimensiones, aunque en la actualidad la interfaz incorpora potentísimos mecanismos 3D que casi convencen al usuario de exportar los archivos a otros programas como 3dStudio.

La representación se realiza por medio de capas de dibujo en las cuales cada elemento es archivado con características de color, tipo de línea y grosor de línea. La validez de este esquema es evidente cuando 25 años después de su salida al mercado, AutoCAD aún es el rey de los programas de dibujo informático, conocido hasta por personas ajenas al entorno profesional del diseño gráfico.

Arquicad vs. AutoCAD

De tradición de países nórdicos (en Alemania se utilizaba más que el AutoCAD), es el primer intento exitoso de integrar toda la información necesaria de un elemento en un mismo dibujo. Recordemos que en AutoCAD, salvo que se fuese un auténtico maestro en la generación de capas y se dispusiese de mucho tiempo, lo más viable es realizar cada plano por separado, aunque los gurús en la materia aseguren lo contrario. Arquicad pretendía unificarlo todo. Así, cada elemento de representación ya podía ser concebido como un objeto 3D. El proyecto podía montarse en un entramado vectorial en las tres dimensiones y serle asignada una capa de material, iluminación y hasta de entorno y acotación. Fue un programa muy utilizado en despieces técnicos de ingeniería, pero era válido para la arquitectura. Sin embargo, en los países del Sur de Europa no llegó a echar raíces.

Revit vs. AutoCAD

Quince años después de la irrupción del AutoCAD, el Revit se basa en los sistemas de modelación BIM (Building Information Modelling). Supuso una vuelta de tuerca que sí tuvo éxito en su implantación en despachos de arquitectura, sobre todo en aquellos comandados por jóvenes arquitectos.

El Revit conjuga las mejores virtudes del AutoCAD y las del Arquicad en un solo software. La intención del programa es que solamente se trabaje con un objeto gráfico para todo: plantas, alzados, secciones, vistas 3D, modelado, renders, simulaciones…

El trabajo de generar muchos planos auxiliares desaparece en pro de una creciente profesionalización del manejo de la herramienta de representación. Para entenderlo de otra manera: antes se confiaba en que el músico compusiera buenas canciones y las interpretara en directo con una buena banda, ahora se espera que ofrezca el producto enlatado para consumo del gran público sin recurrir a productores o programadores de sonidos.

El Revit está firmemente consolidado en el panorama profesional español. Quizás la dificultad a la hora de dominar su manejo sea superior al aprendizaje intuitivo del AutoCAD, pero la recompensa es definitiva. 

En posteriores versiones del programa de BIM podría ser posible el aprendizaje boca a boca o autoaprendizaje, pero en la actualidad, muchos profesionales dan fe de que una formación específica para el uso del programa es absolutamente necesaria.

¿Revit o AutoCAD?

Los dos programas son punteros y solamente es cuestión de gustos y de talento informático el decantarse por uno u otro. En líneas generales, el AutoCAD es el preferido por los veteranos y el Revit por los jóvenes, que ya incluso proyectan con Photoshop.

¿Cuál es mejor? ¿Revit o Arquicad?

Revit ha ocupado una cuota de mercado vacía hasta el momento, mientras que Arquicad es un programa más entroncado en una época, con capacidades buenísimas para un tipo de representaciones y normales para otras.

El uso preferente de un programa u otro no es una ciencia exacta. Será definido por las características del usuario o de los proyectos principales que entren en el despacho profesional.

En muchos casos, la formación reglada será imprescindible para que un grupo de personas sean capaces de ejecutar los comandos del programa a contrarreloj. Es interesante que sean las propias personas implicadas en un objetivo común las que formen a las principiantes, sobre la marcha y en proyectos reales. La implicación siempre será mayor que en una academia, escuchando ejemplos teóricos.

Alejandro Darias Mateos
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