La cubierta inclinada es un indicador indiscutible de la climatología, y su concentración revela la altitud del lugar. Yendo más allá, un especialista podría deducir en qué ambiente y zona climática se halla una población examinando sus tejados. Pero, ¿en qué momento dejó de ser un práctico sistema de desagüe y se convirtió en una afirmación artística?

Por razones que escapan a la lógica arquitectónica, las cubiertas inclinadas se consideran un símbolo de abundancia y bienestar. Por asociación de imágenes se relacionan con paisajes idílicos en los que el azul del agua (mar o lago), el verde de la vegetación y el marrón o gris de las montañas marcan el contraste.

Como toda ventaja, también tiene su otra cara. Paradójicamente, en el último siglo de la historia de la arquitectura ha sido la cubierta plana la que ha supuesto la ruptura con la arquitectura vernácula convencional. No sólo por movimientos como el Racionalismo – que desembocó inevitablemente en gran parte de la estética urbana mediterránea actual -, sino por los elementos técnicos constructivos que sustituyeron la desventaja de la lenta evacuación de aguas o nieve por otros sistemas igual de fiables.

La cubierta inclinada en la Historia

No queremos realizar un estudio profundo de la historia de la arquitectura a través de la cubierta, a pesar de lo apasionante que es. En su lugar pasearemos por los antecedentes de la cubierta inclinada, deteniéndonos en los diferentes tipos que encontramos según las necesidades y estética de la población.

En primer lugar, como en todos los casos de evolución cultural, la cubierta inclinada existía desde hace miles de años. Solo hay que echar un vistazo a las construcciones mayas, prestar atención a la evacuación de aguas de los templos griegos (extendida a la curvatura de los pavimentos de la base como indicó el arquitecto Óscar Tusquets en el libro Todo es comparable), y a los tejados de las villas romanas.

En los enclaves nórdicos, partiendo desde los conocidos iglús hasta las casas cuyas paredes son la propia cubierta, nos encontramos con que el tejado es toda la envolvente de la vivienda. Esto lleva la respuesta a la necesidad de la evacuación de nieve al máximo estético. Saltando mares, también las tiendas de los antiguos pobladores de Norteamérica, los indios, recurrían a la forma piramidal o de cono.

Paralelamente, la cubierta inclinada era una necesidad estructural en toda la arquitectura religiosa o con carácter escénico, sobre todo en las estructuras del Románico. A lo largo de toda la historia se puede relacionar la tipología de la cubierta inclinada con la evolución arquitectónica e incluso con la industrialización.

La cubierta inclinada en la actualidad

Una de las cubiertas inclinadas modernas más habituales en las latitudes mediterráneas es la de teja cerámica, sostenida por un entramado de rastreles o techando desvanes divididos por tabiquillos conejeros. Pueden tener el aislamiento térmico incorporado si la base es una especie de panel sándwich, o en el caso de los tabiquillos conejeros, si se sitúa en el suelo del forjado que los alberga. Para la evacuación del entramado de tejas se tienen que situar canalones de recogida en los extremos de los faldones. Existen cubiertas inclinadas que evacúan hacia el centro de la edificación, pero son poco usuales y obedecen más a una necesidad y condicionante de proyecto que a temas estéticos.

En los países nórdicos, la inclinación de las cubiertas suele ser mayor que en los mediterráneos, superando los 45º con respecto a la horizontal. En estos casos se escogen materiales más determinados como la pizarra, la madera tratada o incluso se transforma la última planta de la vivienda en un lucernario que capta el calor del día y la conserva usando el aislamiento del resto de la casa. El arquitecto alemán Frei Otto fue un investigador de estas construcciones que adoptaban enseñanzas de la naturaleza.

En líneas generales, el cuidado y la investigación de los detalles constructivos de las cubiertas inclinadas, con especial atención en los encuentros entre materiales distintos y la eliminación de puentes térmicos, es requisito indispensable hoy en día. Siguiendo ese discurso del aligeramiento de la cubierta se puede recurrir a los modelos industriales para definir la piel superior de los edificios. Esto da como resultado un ahorro de material en el interior, apostando por poner toda la carne en el asador y condicionando la envolvente.

Los conocidos lofts, tan de moda en los Estados Unidos, apuestan por ello. Son estructuras de naves industriales llevadas al uso doméstico, con luces asombrosas que no permitirían las estructuras de pilares. El ahorro en particiones es considerable y la percepción del espacio como un todo es mayor, huyendo de la atomización de los inmuebles. Como valor añadido, cualquier modificación en la piel de la cubierta de chapa inclinada suele ser mucho más fácil de llevar a cabo que si se tratase de un sistema más pétreo.

Tipos de cubierta inclinada

Según hemos visto, la cubierta inclinada puede verse soportada por distintos sistemas de sustentación, y también estar compuesta de materiales diversos. En función de estos dos parámetros, la arquitectura moderna ha establecido clasificaciones que ayudan a entender de qué tipo de tejado hablamos cuando realizamos planos o reparaciones.

Así, según el sistema de sustentación, encontramos:

  • Cubiertas de estructura reticular monodireccional.

La cubierta se encuentra sobre apoyos situados a una distancia determinada, siempre en la misma dirección. Un ejemplo sería un tejado a dos aguas sustentado por una red de vigas que forman cuadrados.

  • Cubiertas de estructura reticular pluridireccional.

Se trata de la misma estructura, pero pensada para cargas concentradas que no se transmiten de forma regular a la fachada. Esto requiere un diseño específico tridimensional que se adapte a las necesidades de la construcción.

  • Cubierta de viga horizontal en celosía, doblada.

El espacio interior de la retícula que sustenta el tejado se interrumpe por un tirante diagonal, creando una N donde antes había un cuadrado.

  • Mallas especiales.

Es un sistema formado por barras de sección circular, atornilladas en sus vértices a nudos esféricos. El principal componente es una pirámide de base cuadrada, y permite cubrir grandes espacios entre soportes y admite huecos sin alterar su forma.

  • Cubiertas colgantes.

Estas estructuras pueden estar soportadas por cables catenarios para eliminar los componentes internos. La red se puede revestir por una capa fina de hormigón o por un plástico flexible.

  • Cubiertas neumáticas.

Se hinchan con ventiladores, y unas válvulas de salida regulan la presión. Debido a que la presión se distribuye en todas direcciones, su forma es semiesférica o de tres cuartos de esfera.

También es posible una clasificación según el material utilizado para la cubierta, en cuyo caso encontramos:

  • Cubiertas de tejas.
  • Cubiertas de pizarra.
  • Cubiertas de placas de fibrocemento.
  • Cubiertas de derivados plásticos.
  • Cubiertas de chapas metálicas lisas.
  • Cubiertas de paneles metálicos.

Adaptaciones de la cubierta inclinada

Finalmente tenemos el caso de la cubierta inclinada que tiene apariencia de cubierta plana. Esto es un recurso estilístico en poblaciones donde la normativa urbanística o las ordenanzas de edificación no permiten la cubierta inclinada, pero sí que permiten “esconderla” entre faldones verticales. Desde los ángulos de vista del peatón o del vecino seguimos observando un remate de las fachadas plano, pero en realidad escondemos el tejado inclinado. El agua y la nieve irán a parar a canalones instalados en las intersecciones de los faldones con las fachadas.

Según el ya mencionado arquitecto Óscar Tusquets, el maestro portugués Álvaro Siza “es uno de los arquitectos que trata de hacer de cada cubierta otra fachada con las mismas características estéticas”. Si observamos su obra vemos que el tratamiento de los techos podría intercambiarse perfectamente con cualquier paramento vertical o inclinado, como si se tratase de un cubo de Rubik.

Otros profesionales como los catalanes Bach y Mora también mostraron un especial cuidado en el diseño de las cubiertas de todos sus edificios. De hecho, muchos de los planos más vistosos que dibujaban eran los de las cubiertas. Seguramente en un futuro ya inmediato se fundirá totalmente la definición de fachada y cubierta, y serán intercambiables.

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Alejandro Darias Mateos
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