Este verano las vacaciones van a ser muy diferentes. Pero el turismo no puede parar, y menos en nuestro país. Se nos va a hacer muy difícil viajar manteniendo la distancia social, pero siempre existen fórmulas más seguras para hacer turismo. Estas son algunas de ellas:

El turismo rural

Las casas rurales son los establecimientos ideales si queremos mantener el distanciamiento social. Existen varias modalidades, tanto las que se alquilan en su totalidad, como las que se alquilan por habitaciones, a modo de hotel. Las casas rurales suelen ofrecer varias actividades relacionadas con el aire libre, como las rutas de senderismo, rutas a caballo, instalaciones deportivas como piscina, pistas deportivas, etc.

También existen las llamadas aldeas de turismo rural, que son aldeas en las que se alquilan varias de sus casas de manera individual, pero disponen de servicios comunitarios en alguno de los edificios.

El paradigma del distanciamiento social es la casa rural independiente con piscina privada, en la que toda la familia podrá disfrutar de unos días de desconexión sin relacionarse prácticamente con nadie y disfrutando de la naturaleza.

Para tramitar cualquier tipo de establecimiento de turismo rural, tendremos que cumplir la normativa autonómica respectiva. Por ejemplo, en Galicia es el DECRETO 191/2004, de 29 de julio, de establecimientos de turismo rural. Los establecimientos de turismo rural se tienen que situar en una vivienda tradicional, la cual habrá que rehabilitar previamente. Por tanto, para tramitar una licencia de turismo rural será necesario presentar un proyecto realizado por un técnico competente, tanto en el ayuntamiento correspondiente como en el organismo autonómico encargado del turismo de dicha comunidad.

Los apartamentos turísticos

Otras de las modalidades de alojamiento que nos ayudan a mantener el distanciamiento social son los apartamentos turísticos. Muchos de ellos funcionan con un simple código y ni tan siquiera tendremos que quedar con nadie para que nos den las llaves. Para ser exactos, existen tres modalidades de alojamientos turísticos: los apartamentos turísticos, las viviendas turísticas y las viviendas de uso turístico.

Los apartamentos turísticos son conjuntos de apartamentos situados en el mismo edificio y con ciertas zonas comunes. Es algo parecido a lo que antes llamábamos apartahotel. Tienen la ventaja de tener cocina y salón, por lo que la interacción con el personal y el resto de clientes del establecimiento será mínima, menor que en un hotel convencional.

Las viviendas turísticas son viviendas independientes que se alquilan para estancias cortas de tiempo. Es una categoría poco desarrollada en la práctica en virtud de la siguiente categoría, vivienda de uso turístico, que tiene mayores ventajas.

Las viviendas de uso turístico son cualquier tipo de vivienda que se use de manera temporal con una finalidad turística. Son lo que vulgarmente llamamos pisos turísticos, aunque en esta categoría se podrían incluir viviendas unifamiliares también. Los pisos turísticos son la opción ideal para mantener el distanciamiento social si viajamos por la ciudad. La interacción con el vecindario puede ser nula, y muchas veces la llave es sustituida por un código que nos enviarán al móvil. En este tipo de alojamiento la limpieza corre por cuenta del cliente, por lo que tampoco tendremos que temer la interacción con el servicio de limpieza.

El alquiler turístico, aunque ha estado paralizado durante el período de cuarentena, va a ser la opción preferida, si no lo era ya, de la mayoría de turistas durante los próximos meses. Este tipode de alquiler lo regulan las Comunidades Autónomas, en concreto en Galicia está regulado por el “DECRETO 12/2017, de 26 de enero, por el que se establece la ordenación de apartamentos turísticos, viviendas turísticas y viviendas de uso turístico en la Comunidad Autónoma de Galicia”. Cualquier tipo de alojamiento de este tipo necesita de una declaración responsable presentada en el organismo autonómico de turismo, acompañada de una memoria o proyecto redactados por un técnico competente. En el caso de las viviendas de uso turístico, puede no ser necesario dicho proyecto, aunque algunos ayuntamientos también lo exigen. En todo caso, si se realizan obras en el edificio, siempre será necesaria la realización de un proyecto.

¿Qué hay del resto de establecimientos turísticos?

Existen multitud de fórmulas de establecimientos turísticos diferentes. El alojamiento turístico por antonomasia es el hotel, incluyendo en él a sus hermanos pequeños, el hostal y la pensión. Los hoteles siguen siendo una fórmula excelente para alojarse, incluso en época de distanciamiento social. Para los alojamientos de mayor lujo el hotel sigue siendo un sistema insuperable, pues es el que más instalaciones y servicios puede ofrecer al cliente. Los resorts de las zonas vacacionales también son una opción insustituible, aunque se acotan solo a ciertas regiones de nuestro territorio.

Los alojamientos que más estaban sufriendo en los últimos años eran los hoteles sencillos, los hostales y las pensiones. Y esto es así porque han venido sustituyéndose, tanto en pueblos como en grandes ciudades, por el alquiler vacacional. Si buscamos alojamientos baratos en cualquier gran ciudad de nuestro país, la gran mayoría van a ser apartamentos turísticos, que ofrecen una independencia y una versatilidad al cliente que no ofrece una pensión.

El gran problema de los pisos turísticos no es ni para el cliente ni para el empresario, sino para los vecinos. La mayoría de pisos turísticos se encuentran situados en edificios convencionales, donde vive gente que no está de vacaciones, y las rutinas de los turistas y de los vecinos a veces chocan. El otro gran problema es que muchas ciudades están incrementando considerablemente el precio de sus alquileres debido a la escasez de oferta de alquileres de larga duración. Por eso muchos ayuntamientos están regulando el número de pisos turísticos en su casco urbano para que esto no se convierta en un problema.

Una fórmula intermedia que podría satisfacer a todos son los edificios de apartamentos turísticos, o pequeños hoteles o pensiones con encanto, dependiendo de los servicios que ofrezca. Se trata de rehabilitar un edificio existente completo y adaptarlo para pequeños alojamientos, aportándole el plus que tienen muchos apartamentos turísticos pero sin molestar al resto de vecinos. El problema es que este sistema no lo puede implementar un propietario individual, que raramente va a poder realizar dicha inversión, pero sí pequeñas o medianas empresas especializadas en el sector turístico.

Otra fórmula en auge en los últimos años es la de los albergues o hostels. Sin duda, esta es la fórmula que más va a sufrir durante el distanciamiento social. Estos establecimientos son los que consiguen los precios más baratos, precisamente gracias a compartir habitaciones entre varias personas. Veremos cómo lo solventan.

El turismo ideal en los próximos meses

Analizando todos los tipos de alojamiento, una de las mejores opciones es el turismo rural. Es un turismo de cercanía, puesto que seguro que tenemos establecimientos de este tipo en nuestra región o en regiones cercanas, en las que podemos ir en nuestro coche particular sin necesidad de coger aviones. Es un turismo de esparcimiento, no tenemos que convivir con otras personas, sino con la naturaleza. En la naturaleza no hay colas, no hay que pedir cita, no hay que sacar entradas, solo hay que disfrutarla.

El turismo rural se acoge a todas las fórmulas anteriormente descritas. Podemos ir a un apartamento turístico en un pueblecito del medio rural. Podemos alquilar una casa de vacaciones en el medio rural. Podemos veranear un mes entero en una aldea rural o hacer una pequeña escapada de un fin de semana. Existen pequeños hotelitos rurales o casas independientes que podremos alquilar.

El turismo rural es también una buena excusa para disfrutar de la gastronomía del lugar, es restaurantes de la zona que sin duda estarán menos abarrotados que los de las zonas vacacionales y probablemente tendrán productos de mejor calidad.

Además, el turismo rural permite compensar el confinamiento que hemos pasado todos disfrutando de los espacios abiertos y sin el agobio de tener que estar separándonos de la gente en cada momento y de usar las mascarillas las 24 horas del día.

Ahora que la naturaleza ha pedido recuperar su sitio, oigámosla y disfrutemos de ella. ¿Te apuntas?

Silja Molist López
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