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El etiquetado energético ya esta presente en la mayoría de aparatos eléctricos y su cometido es informar de la eficiencia energética de los mismos.
Seguramente ya hayas oído hablar del etiquetado energético, sobretodo si te has hecho con un electrodoméstico en los últimos años, pero lo cierto es que todavía hay gente que lo ignora o no le presta la atención que se merece.
¿Qué es la etiqueta energética?
La etiqueta energética es un sello que todo aparato que consuma energía puesto a la venta debe poseer y que indica la eficiencia energética de éste, así como sus prestaciones. Con esta etiqueta el comprador dispone de un información detallada y fácil de entender sobre el consumo de energía y agua del aparato antes de adquirirlo. Con ello, el cliente podrá comparar y saber de antemano que electrodoméstico genera un menor impacto al medioambiente y por ende, un mayor ahorro energético en el hogar.
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Es cierto que el precio de los electrodomésticos más eficientes suele ser mayor, y en muchos caso se requiere un desembolso inicial mucho más elevado que aquellos que se encuentran en las posiciones más bajas de la escala energética. No obstante, cabe recordar que la vida útil de los electrodomésticos suele superar los diez años, por lo que apostar por la eficiencia energética en estos productos puede resultar rentable a largo plazo.
¿En qué consiste la etiqueta energética?
La etiqueta energética consiste en un pegatina en la que se indica, por medio de una escala de letras y colores, la eficiencia energética del aparato. Así, esta escala va desde la A de color verde, para los electrodomésticos más eficientes, hasta la D (o G en algunos casos) de color rojo, para los menos. Con los últimos avances en tecnología esta clasificación se vio forzada a incluir tres nuevas categorías: A+, A++ y A+++, que indicaban mayor eficiencia si cabe.
Estos nuevos niveles, de color verde más intenso, pasaron a ocupar las primeras plazas de la escala, por encima de la letra A. No obstante, y debido a la confusión que estos nuevos escalafones puedan generar en el consumidor, la Comisión Europea ya ha advertido que las revisará para volver a reordenarlas en un baremo de la A a la G.
¿Cómo es la etiqueta energética?
La estructura de las etiquetas energéticas es común y en ella se especifica lo siguiente:
a) La parte superior se reserva para el nombre del proveedor o la marca y el identificador del modelo.
b) Más abajo se encuentra la información más buscada de la etiqueta, la que corresponde a la clasificación del aparato en la escala de letras y colores.
c) A continuación se muestra el consumo de energía anual.
d) Y por ultimo, en la parte inferior aparecen los pictogramas que destacan las características del aparato.
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¿Es obligatoria?
La Legislación Europea es la que regula el uso de las etiquetas energéticas, y establece una serie de requisitos en materia de diseño ecológico de obligado cumplimiento para todos los productos que consuman energía, como electrodomésticos o aparatos de climatización. Desde diciembre de 2011, la etiqueta energética es requerida en todos aquellos aparatos relacionados con la energía que se pongan a la venta.
Etiqueta energética en nuestras casas
La etiqueta energética no solo esta reservada para los electrodomésticos y otros aparatos eléctricos, nuestras casas también pueden disponer de ellas. Además, para según que acciones, como la venta o alquiler de una vivienda, es imprescindible mostrarla. De la misma manera que la etiqueta energética clasificaba a los aparatos según su eficiencia, los edificios corren la misma suerte mediante el certificado de eficiencia energética.
Aquí, lo que se valora es la orientación de las fachadas, el cerramiento de las ventanas, materiales de construcción, etc. Además en el informe se indican recomendaciones y posibles obras de mejora para mejorar la calificación energética del edificio, así como otros datos de interés. En este caso, son los propietarios del inmueble los que tendrán que ponerse en contacto con un técnico habilitado para la realización del certificado energético.