La importancia de los espacios intermedios para la eficiencia energética en arquitectura por Martí Bonada, experto en certificado energético en Barcelona.
En la arquitectura tradicional era muy habitual utilizar balconadas o galerías acristaladas en la fachada sur como elementos que permitían captar radiación en invierno y proteger del exceso de sol en verano. Sin embargo, estos espacios intermedios han desaparecido prácticamente en todos los edificios de nueva construcción, especialmente aquellos construidos a partir de los años 60 y 70. La razón principal ha sido la prioridad de los promotores privados de sacar el máximo de superficie interior con el mínimo coste en elementos de construcción.
La reciente preocupación por la eficiencia energética de nuestros edificios y el consiguiente impacto en el medio ambiente ha hecho que muchos arquitectos vuelvan a incorporar zonas activas intermedias en sus fachadas, especialmente en los proyectos de vivienda. La reducción del consumo de energía redunda en el consumo de combustibles y minimiza las emisiones, derivadas de la combustión, de gases de efecto invernadero y otros compuestos que pueden afectar a la salud humana o a los ecosistemas.
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El funcionamiento de los espacios intermedios en fachada es muy sencillo: en invierno permiten almacenar el calor atrapando la radiación solar diurna. En el caso de las galerías, gracias al cerramiento exterior de vidrio, y en las balconadas aprovechando que en invierno el Sol entra más horizontal en el interior del edificio. Durante el verano, estos espacios protegen del exceso de radicación gracias a los elementos horizontales situados en la parte superior. En el caso de las galerías acristaladas, es importante abrir las ventanas exteriores, convirtiendo el elemento en un balcón exterior.
¿Cómo asegurarnos de su correcto funcionamiento? Debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones si queremos que un espacio intermedio sea un buen elemento climatico:
- Dejar que el aire frío del exterior se caliente en la zona soleada antes de introducirse en el edificio a través de las distintas aberturas. Esto mejora el confort térmico y ahorra energía.
- Incorporar, si es posible, un sistema de ventilación adecuado y elementos o dispositivos que proporcionen sombra para evitar un calentamiento excesivo en verano.
- No utilizar estas zonas como una habitación adicional habitable.
- Incorporar elementos de alta inercia térmica en el suelo o en los muros adyacentes, por ejemplo la capa de aislamiento de este muro no deberá ser adyacente al espacio soleado, sino ubicada en la cara opuesta del muro.
Un elemento muy válido para proyectos de rehabilitación La creación de nuevas superficies en edificios existentes mediante galerías acristaladas es factible y puede suponer una importante mejora energética y de habitabilidad de las viviendas existentes, si bien debe comprobarse su viabilidad urbanística y estructural. Hay que tener en cuenta que estas zonas intermedias de almacenamiento de calor reducen adicionalmente el ruido del exterior que llega al interior de la vivienda y se convierten en espacios con un uso muy flexible.
En rehabilitación, la sustitución de galerías acristaladas de almacenamiento de calor por cerramientos opacos y de obra supone la pérdida de las cualidades descritas y por tanto, es altamente desaconsejable. En caso de que en obras anteriores se haya realizado este cambio, una buena rehabilitación tendría que intentar recuperar la configuración original, manteniendo e incluso incrementando la superficie acristalada.