Cuando salió a la luz la primera versión del Código Técnico de la Edificación, durante el año 2006, muchos profesionales de la arquitectura, especialmente los que llevaban ya mucha trayectoria a sus espaldas, pusieron el grito en el cielo. “Era imposible cumplir todos los apartados hasta para edificar una caseta de perro”, “Las entregas se habían convertido en un calvario”, “van a matar la arquitectura en pro de la técnica”. El caso es que 14 años más tarde la situación se había normalizado y estabilizado, además con una primera modificación ya ejecutada en 2013, que además trajo de la mano el RD 235/2013 de la certificación energética de los edificios, un primer método para evaluar el estado del parque edificatorio español adaptado de directrices europeas que, como viene siendo habitual, habían surgido muchos años antes en países más conscientes del Viejo Continente.
La segunda modificación del Código Técnico de Edificación entró en vigor el 28 de diciembre de 2019. A causa de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, también conocido como el Coronavirus, no será hasta la finalización del Estado de Alarma la aplicación obligatoria de esta ley en toda nueva construcción, reforma integral o rehabilitación. Esto se traduce a sumar todos los días transcurridos dentro del Estado de Alarma a la fecha establecida como de aplicación obligatoria en el RD 732/2019, que era el 28 de junio de 2020. Esta modificación se puede resumir en tres apartados principales.
Estos tres bloques de variación principal suponen también cambios en otros artículos y apartados del Código Técnico de Edificación, por referencia o alusión directa a los anteriores:
1. DB-HE (Ahorro de energía)
La primera modificación incide en un aspecto primordial en trabajos como certificaciones energéticas de edificios, y la gestión energética de los mismos, así como la contabilización y monetización de los recursos de las renovables. El principal distintivo es la aparición de la definición de ECCN (Edificio de Consumo de Energía Casi Nulo, es decir que la mayor parte de la poca energía demandada se consiga por las renovables), la reducción del margen de energías no renovables aplicados a las viviendas de nueva construcción, la apuesta por la energía eléctrica por encima de fuentes provenientes de combustibles fósiles y el tratamiento especializado de la envolvente térmica con la regulación de la transmitancia de la pared (la capacidad de que el calor pase rápida o lentamente al exterior o al interior, dependiendo de la estación; el control solar (toldos, brise-soleils, vidrios tintados, al ácido… y la permeabilidad del edificio (no es lo mismo un muro-cortina que una fachada de ladrillo).
Esta modificación sigue sin entrar en consumidores de energía eléctrica y en ocasiones fósil como los electrodomésticos, dispositivos de cocción o incluso de calefacción como el “calor azul”.
2. DB-HS 6 Protección contra el radón)
Hay un aspecto bastante olvidado en las Inspecciones Técnicas de Edificios, y es el reporte de los pararrayos radiactivos. En un porcentaje nada desdeñable de edificios antiguos, aún existen estos elementos cuya retirada y sustitución es absolutamente recomendable, y de hecho se cifraron en 3000 en un estudio reciente. De la misma manera, 28 años más tarde de la directiva de eliminación de pararrayos, se decidió erradicar directamente la influencia del gas radón en los inmuebles, que también en estudios fue cifrada en Madrid el doble que en Barcelona, y más en viviendas unifamiliares y arraigadas al terreno, o plantas bajas, que en edificios de planta diáfana.
Aparte de un límite inferior de medición, se establecen cinco criterios para evitar que ese gas, existente en algunos terrenos, se propague y se estanque en el interior de las construcciones:
- Cámara sanitaria encima de la cimentación
- Barrera de protección al terreno existente
- Intervención en el terreno de despresurización
- Sellado de “puentes de transmisión” como juntas de dilatación, puentes térmicos, pasos de instalaciones, patologías como grietas…
- Apuesta por las plantas diáfanas
3. DB-SI (Seguridad frente al Incendio)
La creciente exigencia deseada en el sandwich de fachada para asegurar la eficiencia energética y el confort del interior de los edificios, ha cambiado de forma considerable todos los parámetros a los que estábamos acostumbrados. Los aislamientos térmicos son cada vez más sofisticados y se reserva más espacio para ellos, existen sistemas como el SATE que los coloca directamente en el exterior de la fachada que están entrando poco a poco en las nuevas edificaciones, aparte de en rehabilitaciones, y el típico poliuretano proyectado para revestir medianeras asimismo está siendo puesto en duda por su alta inflamabilidad.
Por tanto, se modifican al alza las exigencias de protección contra el fuego (que se miden en unidades de tiempo) de las fachadas y las cámaras ventiladas de las mismas. A resaltar que el concepto de “fachada ventilada” queda mitigado por la necesidad de conservar los recintos de incendio y las sectorizaciones, aspectos que sin duda son de los mayores desafíos que puede encarar un profesional en un edificio no solamente antiguo, sino de nueva planta.