Todos y todas sabemos lo importante que resulta el ahorro de energía en nuestras viviendas, pero pocos conocemos los equipos que últimamente están llegando al mercado y que nos ayudarán a ahorrar en nuestra factura de calefacción.

Hoy vamos a hablar de los acumuladores de calor, y vamos a intentar explicar qué son y cuál es su funcionamiento.

Qué es un acumulador de calor

Vamos a tratar de definir qué es un acumulador de calor. Un acumulador de calor es una variante eléctrica del sistema habitual de calefacción de los hogares. Los acumuladores de calor tienen como propiedad principal el hecho de recargar sus reservas durante la noche, e ir transmitiendo ese calor de forma progresiva y constante, a lo largo del día siguiente.

Obviamente, un acumulador de calor debe estar complementando con una tarifa de discriminación horaria. Es decir, la tarifa eléctrica en la que el precio más bajo lo obtenemos durante la noche, precisamente, cuando la demanda en todo el país es mínima, ya sea por su uso industrial o por su uso doméstico. La cuestión es comprar energía a precios más asequibles, en lugar de hacerlo en los horarios de mayor demanda y por lo tanto de mayor precio. Es una cuestión de oferta y demanda.

Para que un acumulador de calor pueda funcionar a su máximo rendimiento y resulte más rentable, debemos asegurarnos que incluye al menos cinco piezas esenciales de este tipo de sistema.

  • Resistencias eléctricas. Las resistencias eléctricas son las responsables de que el acumulador se caliente. Además debe hacerse de una manera homogénea para evitar que unas zonas se calienten más que otras.
  • Acumulador. Se trata de una serie de ladrillos de arcilla refractaria que tienen como misión recoger el calor para ser usado de día. Estos ladrillos utilizados también en hornos pueden alcanzar temperaturas de hasta 800 º y tienen una gran inercia térmica.
  • Limitador. Es el termostato de la vivienda. Es la forma que tiene quien lo use de controlar la temperatura que llega a la casa desde el acumulador.
  • Aislamiento térmico. Este aislamiento térmico impide, por un lado, que el calor se pierda en el proceso de carga o descarga. Y, por otro lado, y más importante, limita la temperatura del acumulador a 90º, el máximo permitido por el Código Técnico de Edificación (CTE).
  • Sistema de Seguridad. Es el elemento imprescindible. Todo aparato eléctrico, puede fallar. Si lo hace, hablamos de temperaturas elevadísimas por lo que un sistema de seguridad que controle todo error, es imprescindible.

¿Cuál suele ser el coste de un acumulador?

Actualmente podemos encontrar en el mercado acumuladores que van desde los 200 € hasta los 1000 euros. A esto hay que sumar el precio de la instalación que ronda los 250 euros. Lo puede instalar el propio usuario, pero tratándose de un producto tan específico, debe valorarse si merece la pena pagar a expertos para que lo hagan.

Para qué sirve un acumulador de calor

Entre otras ventajas, para ahorrar dinero en la factura de la calefacción, para tener un sistema de calor seguro en el hogar o para tener una temperatura agradable las 24 horas del día.

No sólo eso, un acumulador de calor no emite gases contaminantes a la atmósfera ni humo de algún tipo. Además, tampoco requiere un depósito ni combustible. Su mantenimiento es casi inexistente. Todo son ventajas.

Cómo funcionan los acumuladores de calor

Tan sencillo como las calefacciones de toda la vida. Tanto las centrales, como las individuales. La diferencia, en este caso, es que el calor viene del acumulador eléctrico, y no de una caldera central o una tubería de gas.

Explicar cómo se utilizan los acumuladores de calor es bastante simple y es una técnica que se ha utilizado toda la vida: alternancia de cargas con descargas. Es decir, el acumulador de calor carga de noche; el acumulador de calor descarga de día. Así de sencillo.

Obviamente, en los tiempos que corren, el sistema está más que automatizado. No detecta cuando cae la noche para empezar a acumular, sino cuando es el minuto exacto para comenzar a descargar energía a bajo coste.

Mientras tanto, sigue descargando la del día anterior. Así, por la noche aprovechamos el remanente de calor soltando durante el día y, a la mañana, cuando despertemos, el acumulador de calor tiene suficiente carga como para empezar a soltar de forma paulatina.

Qué tipos de acumuladores de calor existen

Hay varios tipos de acumulador de calor para uso en el hogar. En el caso de los locales comerciales, al ser más grandes, tienen otros estándares. Los acumuladores para uso doméstico podrán ser los siguientes:

  • Acumulador de calor dinámico.

Los acumuladores de calor dinámicos son los más demandados del mercado, básicamente, por su aislamiento térmico.

Un aislamiento térmico que garantiza el aprovechamiento de cerca del 85% del calor acumulado, para ser llevado al hogar. A diferencia del acumulador de calor estático, el dinámico disipa el calor a través de una turbina que lo deriva a los acumuladores. Así, se garantiza una maximización de los recursos que, además, pueden ser controlados mediante termostatos.

  • Acumulador de calor estático.

Es el acumulador de calor más sencillo del mercado. Este aparato está compuesto por un sistema de aislamiento térmico al uso.

Así, un acumulador de calor estático, va disipando el calor por un sistema habitual de radiación o de convención. A pesar de ello, tan sólo el 25% del calor descargado es controlado por los habitantes de la casa.

El motivo es que mucha de esta energía se pierda por el camino. Y eso, a pesar de que en todas las instalaciones de acumuladores de calor estáticos, se ponen las denominadas trampas. Éstas tienen el objetivo de evitar que el aire entre en el acumulador, enfriando la carga. Aunque se pueden ajustar manualmente, es imposible evitar que el aire acabe entrando. No obstante, y a pesar de todo, el calor que llega finalmente a la casa, garantiza una estancia caldeada y cómoda en una casa en la que habite gente de forma habitual. Se aprecia mucho cuando está deshabitada aunque sea un fin de semana.

¿Cuáles son las ventajas de los acumuladores de calor?

Como en todos los sistemas de calefacción, la instalación de un acumulador de calor en nuestra vivienda puede ofrecernos una serie de ventajas que son importantes para tener en cuenta. Entre ellas encontramos:

  1. Es un sistema de calefacción muy seguro.
  2. Ofrece una temperatura estable y confortable durante las 24 horas.
  3. Los acumuladores no emite gases de efecto invernadero ni humos durante su funcionamiento.
  4. La instalación suele ser rápida y sencilla.
  5. No se necesitan grandes reformas en la vivienda ni hay que demoler tabiquería o pavimentos.
  6. Se aprovechan al máximo las tarifas con Discriminación Horaria.
  7. No se necesitan depósitos de combustibles.
  8. El mantenimiento necesario es mínimo y de poco coste.
  9. Gestionan la carga de forma diaria y se adaptan a los cambios bruscos de temperatura o clima.
  10. Los acumuladores son programables.

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Manuel Garcia Peña
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