Este tipo de humedad puede darse en viviendas y locales situados en las plantas bajas o sótanos de los edificios.
La humedad por capilaridad viene provocada por la acumulación de agua en el subsuelo, especialmente en épocas de lluvia. El agua almacenada en el terreno puede tener dificultades para circular hacia abajo, por lo que se estanca y acaba siendo absorbida por la cimentación y las soleras de los edificios.
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Esta absorción se produce por capilaridad, filtrándose el agua contenida en el terreno por los poros existentes en la cimentación, ascendiendo posteriormente por las paredes (fachadas y tabiques).
También asciende por los pilares y muros de carga, y cualquier elemento que esté en contacto, o próximo, al suelo. Por ello suele darse en los bajos de los edificios hasta una altura de un metro aproximadamente.
Las paredes actúan como esponjas y absorben el agua del terreno, que a su vez ha absorbido y disuelto las sales que hay en el suelo. Cuando esa agua absorbida se evapora, cristalizan las sales y afloran a la superficie en forma de manchas.
También puede provocar el desprendimiento de la pintura, yeso o rodapiés. Frecuentemente se manifiesta en el suelo, ennegreciendo las juntas de las baldosas y generando manchas en éstas.
¿Qué consecuencias tiene la humedad por capilaridad?
La humedad por capilaridad no sólo tiene consecuencias estéticas generando manchas y salitre en las paredes, sino que tiene consecuencias mucho más graves. Cuando la estructura y las paredes permanecen empapadas de agua, se degradan los materiales de construcción y se produce una pérdida de su resistencia con el paso del tiempo.
Otra consecuencia es la posibilidad de que las personas que habitan estas viviendas pueden contraer enfermedades de tipo respiratorias como el asma, la sinusitis, o infecciones pulmonares. Debido a la alta humedad ambiental las personas pueden tener la sensación de malestar, dificultades al respirar, dolor de cabeza, etc.
¿Cómo podemos evitar las humedades por capilaridad?
Este tipo de humedades pueden evitarse si en el momento de la construcción del edificio se coloca una lámina impermeabilizante que funciona como barrera, evitando que el agua ascienda por las paredes del edificio.
También puede drenarse convenientemente el suelo con el fin de facilitar la filtración de las aguas de lluvia, evitando que se acumulen en el terreno. Una vez construido el edificio no podemos adoptar estas soluciones que hemos comentado y debemos acudir a otras propuestas, que si bien, no solucionan el problema desde su raíz, sí evitarán que el problema vaya a más.
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Pueden colocarse barreras impermeabilizantes en la base de las paredes, aunque esta solución es muy costosa y no siempre efectiva. Además, no soluciona la humedad se asciende a través de las baldosas del suelo.
Otra solución consiste en enviar ondas electromagnéticas, que despolarizan el conjunto de moléculas de agua, dispuestas para ascender por los capilares y poros de las paredes. Es una solución más económica y eficaz.
Otro remedio que no evita el ascenso del agua a través de las paredes, pero sí facilita la salida por evaporación de ésta, la encontramos en los morteros de cal y pinturas transpirables, evitando en lo posible, los yesos que absorben la humedad. Por supuesto, nunca olvidaremos ventilar bien los espacios afectados por las humedades por capilaridad.
Lo mejor es solicitar la ayuda de un profesional para que encuentre el foco del problema y busque soluciones para reparar las humedades. Además con un informe pericial de humedades podremos saber si las humedades podrían haberse evitado con una mejor construcción y emprender acciones legales con el constructor.