Gran número de patologías de la construcción relacionadas con el deterioro de una fachada o con la degradación de sistemas estructurales de hormigón tienen que ver con la carbonatación del mismo hormigón. Vamos a proceder a la explicación del fenómeno de la carbonatación.
Índice de contenidos
Explicación de la cabonatación
Ésta se produce cuando la porosidad del hormigón hace que su pH ácido se vuelva alcalino por la entrada de el agua en ambientes exteriores, o la humedad en cámaras cerradas como patinejos de ventilación o conductos de bajantes.
-
Influencia del pH en el hormigón
La influencia del pH en el hormigón es fundamental y tiene que estar a niveles de 12-13.
A consecuencia de la entrada del agua, la armadura se ve desprovista de su protección, comienza a oxidarse y provoca la expansión del recubrimiento y el posterior desprendimiento del material de su base.
Es un fenómeno tan usual en edificaciones de la segunda mitad del siglo XX que sorprende que durante tantos años no se hayan tenido suficientemente en cuenta en obra la provisión de una capa adecuada de protección del armado.
La reacción por carbonatación en el hormigón es, por tanto, responsable de aproximadamente un tercio de las deficiencias encontradas en los edificios.
Identificar la reacción por carbonatación en el hormigón
Para detectar si un elemento de hormigón está realmente afectado por la carbonatación, se recurre a la prueba de la fenolftaleína, que los expertos en el sector utilizan además para realizar un taller de magia en directo ante sus clientes.
La fenolftaleína es un “chivato” que, aplicado sobre el elemento “sospechoso”, se torna de color rosado en el caso de que el pH siga siendo ácido y, por tanto, la protección de las armaduras sea aún eficaz.
En las patologías derivadas por la temida aluminosis, la carbonatación también desempeña un papel fundamental. Provoca que en contacto con el agua, el cemento aluminoso cristalice de sistema hexagonal a cúbico, con lo que:
- Su volumen se reduce.
- Su porosidad aumenta.
- El proceso de carbonatación es aún mayor que en elementos no afectados por la aluminosis.
Prevención de la carbonatación del hormigón
La solución para evitar la carbonatación en el hormigón es prestar mucha atención a las especificaciones técnicas y sobre todo apostar por recubrimientos adecuados de los elementos resistentes.
- Un grosor menor de 2 centímetros entre borde exterior y armaduras no es aceptable.
- La dosificación debe ser la adecuada y son inaceptables soluciones que deriven en un hormigón pobre, que prácticamente presente problemas a los pocos meses de ser puesto en uso cotidiano.
- En cuanto al diseño arquitectónico, la apuesta por el hormigón visto es también un riesgo implícito a sufrir problemas de carbonatación si no ha sido bien ejecutado: cualquier revestimiento en seco favorecerá la preservación del elemento resistente.
- Sistemas como la fachada ventilada (que también evita los puentes térmicos) evitan como valor añadido este problema.
- Las edificaciones situadas en ambientes marinos ven agravado el riesgo por carbonatación, ya que aparte del agua de mar, el cloro presente en la sal acelera también el proceso de corrosión de cualquier elemento metálico no protegido.
- Si estos sistemas conviven con sistemas de hormigón (barandillas ancladas a forjados, una dupla típica), la patología es inevitable.
Por tanto, para evitar este problema, hay que apostar por elementos con fijación mecánica, solidaria y bien provistos de una capa anticorrosión.
Tratamiento contra la cabonatación del hormigón
En el caso de que la patología ya se haya producido, el tratamiento por la carbonatación del hormigón puede oscilar entre:
- La interrupción del proceso eliminando cualquier vestigio de agua (algo que es realmente complicado en la mayoría de casos).
- La sustitución de las armaduras afectadas por otras en buen estado.
- La sustitución integral del elemento constructivo afectado mediante apuntalamiento del sistema estructural.