¿Cuál es la labor de un arquitecto?

En la actualidad, la definición de “arquitecto” puede que esté bastante alejada de lo que se consideraba hace tres décadas. En mi caso, siempre recuerdo que cuando comencé la carrera en 1990, un amigo del colegio me encargó por anticipado la construcción de su casa del futuro, porque los arquitectos éramos constructores de casas. Ni más ni menos.

La demanda de arquitectos era la de edificadores de sueños y diseño de ciudades. Probablemente si le volviese a preguntar en la actualidad, 28 años después de esa conversación en la que todavía estábamos con la fiesta de graduación y la selectividad en la retina, me diría que “su casa gasta una barbaridad en luz, en agua y en calefacción, y me preguntaría cómo podría ahorrar en las facturas temidas de los servicios”.

O bien me interpelaría por ciertas patologías que aparecieron por una esquina y cuyo diagnóstico es imposible consultando internet – sí, hay gente que lo resuelve todo consultándolo en internet -, o bien me rogaría asistir a la muestra de una vivienda de segunda mano que quiere adquirir porque su primera casa se le ha quedado pequeña.

Es de todos los profesionales de la construcción conocido que los visados de proyectos han disminuido un 90% con motivo de la crisis económica impulsada en parte por el estallido de la burbuja inmobiliaria, y que el mismo número de profesionales se vieron de la noche a la mañana luchando por un trocito de pastel, y no por la tarta entera, ya devorada en épocas de exceso.

Alternativas de trabajo para los ingenieros de la edificación

Muchos profesionales se empecinaron en seguir demandando el mismo tipo de tarta de chocolate, sin darse cuenta de que en la pastelería había otras variedades de dulces menos populares, pero que podían estar muy ricos. La restauración, el cálculo de estructuras, la gestión energética, la rehabilitación energética, las inspecciones técnicas, las valoraciones, la gestión integral de la compraventa de inmuebles aparecieron como alternativas.

En muchos casos, fue necesario un reciclaje de conocimientos o una ampliación de los mismos, pero esta nueva demanda de arquitectos empezó a notarse, sobre todo con motivo de la aplicación del Real Decreto 235/2013 sobre la Certificación Energética de Edificios, que por fin puso en el mapa una necesidad ya llevada a cabo en muchos países europeos con bastantes años de antelación. El Certificador Energético fue una primera válvula de escape clara que demostraba que el cambio de chip era posible.

Consejos para un arquitecto recién titulado

Con la ventaja que me dan más de veinte años de profesional, me atrevo a darte a ti, el recién titulado que busca salidas profesionales en la arquitectura, tres consejos que creo que te ayudarán mucho en una senda profesional que – no lo olvides – siempre será apasionante, porque tú la escogiste.

En primer lugar, no te dediques a un campo de la arquitectura porque está de moda. Dedícate a aquello en lo que eres mejor y más disfrutas. Si eres un crack con los ordenadores, sé el mejor con las presentaciones. Si te encanta viajar o desplazarte, sé comercial o agente inmobiliario. Si eres un matemático recalcitrante, atrévete con lo que todo el mundo tiene miedo, el cálculo de estructuras. Todo profesional tiene un hueco.

En segundo lugar, plantéate en serio trabajar para ti mismo. Con esto no quiero decir que renuncies a prestar tus servicios para un bufete o una multinacional, pero como mínimo, plantéate si puedes volar por tu cuenta. Aprende algo sobre gestión de empresas y ten los ojos bien abiertos en los sitios que trabajes. Si quieres ser freelance, te tiene que gustar la incertidumbre y estar dispuesto a picar piedra un par de años.

En tercer lugar, aunque seas arquitecto, no renuncies a proyectar tus habilidades fuera del campo de la arquitectura. Quieres encontrar trabajo como arquitecto, pero igual tienes una habilidad escondida que puede dar transversalidad a tus ganas de servir a la sociedad. Conozco muchos casos de profesionales que han acabado por dedicarse exclusivamente a mostrar a los demás sus conocimientos y no han vuelto a ejercer. O bien, han escogido como actividad complementaria a la habitual, hobbys como la escritura.

Finalmente, como dicen los expertos, “si haces lo que todo el mundo hace, no destacarás”. Diferénciate en todo.

Alejandro Darias Mateos
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