Tradicionalmente, la mayor parte de los edificios tenían las cañerías de plomo. A partir de los años 70 se fue cambiando este material por el acero galvanizado y en los últimos años la tendencia es usar cobre y distintos tipos de plásticos.
Tuberías de plomo
Bien es verdad que el plomo se ha venido usando en fontanería desde tiempos de los romanos y es difícil apreciar si este nos afecta o no, pues no deja sabor en el agua y sus efectos son a largo plazo. El plomo es un material dañino para nuestro organismo y una alta concentración de él en nuestro cuerpo puede ocasionarnos serios trastornos. En concreto es muy peligroso para los niños y puede provocar saturnismo.
El simple paso del agua a través de la tubería de plomo no implica que la concentración de este se dispare, pero en determinadas circunstancias sí que puede pasar. Aunque la cantidad de plomo ingerida no sea muy alta, su ingestión prolongada en el tiempo puede ser peligrosa.
No es lo mismo que las tuberías de plomo sean las de suministro (las que llegan al grifo) que las de saneamiento (las que salen del desagüe). Para determinar si hay peligro en la instalación, existe un Real Decreto de 2003 que regula la calidad del agua de consumo humano en nuestro país.
Según el “REAL DECRETO 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, establece que el agua para consumo humano tiene que tener una concentración máxima de 10 microgramos por litro. Así pues, si nuestra instalación de suministro de agua tiene tuberías de plomo o ciertos elementos que contengan plomo, probablemente superemos este valor.
El uso del plomo en fontanería está prohibido desde hace muchos años, tanto en obra nueva como en reformas. Ahora bien, si no vamos a acometer ninguna obra que ocurre.
¿Es necesaria la sustitución de las tuberías de plomo por otros materiales más inocuos?
La respuesta es que sí, pues en la práctica, si tenemos tuberías de plomo el agua estará contaminada, es decir, sobrepasará el valor de 10 microgramos por litro. De hecho, es probable que el valor de concentración de plomo se acerque a unos 50 microgramos por litro, 5 veces más de lo que permite la normativa. Este valor puede ser ya peligroso para la salud, especialmente en niños.
¿Qué otros materiales se pueden usar en sustitución del plomo?
El que no se debe usar, sin duda, es el acero galvanizado. Este es un material que se ha venido usando mucho hace unos años y que tiene un problema parecido al del plomo. Aunque en un primer momento es un material inocuo, con el paso del tiempo y del agua se corroe. Como normalmente solo cambiamos las tuberías cuando tenemos un percance, seguramente para entonces habremos estado consumiendo sustancias tóxicas durante muchos años. Por eso, a día de hoy, su uso también está prohibido.
Uno de los materiales más usados hoy en día es el cobre. Aunque su concentración en agua también está regulada por el Real Decreto, es muy difícil que su concentración acabe siendo perjudicial. Son muy utilizadas, sobre todo, para el abastecimiento de agua, por su ligereza y su durabilidad.
Dentro de los plásticos, un caso especial es el del PVC. Este es un material muy extendido, especialmente en tuberías de saneamiento. En tuberías de suministro no se usa, puesto que puede desprender ciertas sustancias nocivas al agua, lo que lo desaconseja para el uso de agua potable. Además, su fabricación y su eliminación en el medio ambiente son poco ecológicas.
Debido a esto, a día de hoy es más recomendable el uso de otros plásticos como el polietileno, el polipropileno o el polibutileno.
- El polietileno es un plástico que soporta altas temperaturas, por eso se usa en conducciones de agua caliente, calderas, etc. Su uso más habitual es en exteriores.
- El polibutileno se usa principalmente en tuberías de agua caliente y fría.
- El polipropileno, por último, tiene unas propiedades óptimas y es muy utilizado para usos que requieran altas prestaciones y grandes dimensiones.
En definitiva, si nuestro edificio aún dispone de tuberías de plomo, es altamente recomendable que las cambiemos por un material inerte. Para un uso normal de suministro de cocinas y baños es recomendable usar un material plástico como el polibutileno. Sin duda, el cambio no supone un gran coste y tendrá un gran beneficio para nuestra salud.
Para realizar el cambio de la instalación necesitarás un proyecto de instalación de fontanería. El profesional que realice el proyecto puede aconsejarte según el tipo de instalación, tamaño y uso.