Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad

En otros artículos se ha comentado lo que significa una barrera arquitectónica, y cómo ésta se tiene que erradicar desde la cota de acceso al edificio afectado y no aplicando paños calientes solventando partes interiores del inmueble. Por ejemplo, no tiene sentido instalar un ascensor que tenga que partir necesariamente después de un tramo de escaleras porque éste no haya podido eliminares por razones de espacio o estructurales.

Particularmente, soy de la opinión que las obras que afectan a la accesibilidad del inmueble tienen que ser radicales: o arreglar el problema al 100% o no arreglarlo. Cierto que es una opinión bastante controvertida, pero a veces en la arquitectura hay que ser rotundos. En la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006 y puesta en marcha en 2007, se contemplan los siguientes axiomas, o sea, verdades sin resquicio a la discusión o variación:

  1. Una solución que no es segura, no es accesible.
  2. Un escalón es una barrera. Una rampa debe tener la pendiente adecuada en los dos sentidos.
  3. La puerta del baño adaptado se debe abrir hacia afuera o ser corredera.
  4. El pomo no es un dispositivo accesible porque no puede girarse con facilidad sin utilizar los dedos.

Definición de la Accesibilidad Universal

La accesibilidad universal es la posibilidad de que cualquier persona pueda realizar una acción con las mismas condiciones que el resto de las personas. Esto supone un titánico trabajo en sistemas de adaptación de elementos para discapacitados y solamente en las últimas dos décadas nos estamos encontrando como algo habitual con estos dispositivos de “normalización”, que no solamente hacen un mundo mejor para los discapacitados, sino que por un efecto de rebote, hacen que el diseño generalizado se vea más cuidadoso y solidario. Y esto no debería suceder solamente en el campo de la arquitectura, sino en el de la medicina, informática, domótica y diseño web.

Comunidades de Propietarios

La supresión de barreras arquitectónicas en comunidades de propietarios daría exclusivamente para varias vidas de trabajo. Son incontables los ejemplos de edificios obsoletos, edificados no solamente un siglo atrás, sino incluso en la segunda mitad del siglo XX, que presentan decisiones arquitectónicas absolutamente incomprensibles desde el punto de vista de la accesibilidad universal.

Escaleras de acceso exteriores a las viviendas que, si bien, pueden generar un efecto estético de pódium similares a los de los templos griegos o romanos, se vienen abajo desde el punto de vista del sentido común. Viviendas con desniveles en la misma planta que no tienen mucho sentido más allá de una división virtual de ambientes que al final se obvia en pro de la incomodidad. La proliferación de pisos dúplex o incluso tríplex en las décadas de los 60 y 70 por encima de los usuarios capaces de desearlos. El tratamiento laberíntico de las zonas comunes. El ascensor que no llega a la terraza del inmueble, etc.

Son infinitas variantes de un problema común que solamente se puede solucionar aplicando la normativa a rajatabla y, como hemos dicho, siendo muy rotundos en intervenciones en edificios viejos. Ya hablamos de esto en el post sobre la obligación de poner ascensor en un edificio.

Edificios Públicos

En los edificios públicos evidentemente el problema de la accesibilidad debe ser también puesto en primer lugar y no relegado a apaños de última hora. En una ocasión, mencioné el grave error que es para el proyectista dejar el parking para el final del proyecto, cuando por su condicionante de damero, debería ser una de las aduanas del trabajo.

Tanto en edificios privados como en los públicos, la idea generadora del proyecto debería incluir la accesibilidad, antes que la monumentalidad u otros aspectos más estéticos. Un edificio público con más razón todavía debe poder adscribirse a la accesibilidad universal porque cualquier persona lo puede utilizar en cualquier momento, por encima de la accesibilidad de los edificios privados, que aunque obligatoria en la actualidad, siempre queda circunscrita a la posibilidad de que el usuario elija residencia gracias a un mercado liberal.

Consignas para el futuro

Quizás los diseños que empezaron a estar de moda a finales de los años 90 con las propuestas revolucionarias de los arquitectos mundialmente conocidos Enric Miralles o Zaha Hadid, que apostaban por el organicismo y el deconstructivismo siempre prestando la máxima atención a la textura de los materiales, hoy en día sean un gran punto de partida para llevar a buen puerto las consignas de la Accesibilidad Universal.

Se abandona el concepto de volúmenes cerrados o espacios abiertos apostando por una sucesión de espacios más sutil y etérea, por otra parte también con carácter multiuso, que hagan más fácil no sólo el desplazamiento fluido por la arquitectura, sino concentre en varios puntos clave los sistemas de lectura y comprensión de la realidad por parte de las personas discapacitadas.

Si necesitas un certificado de accesibilidad para tu edificio o local puedes solicitar presupuesto a nuestros expertos en el tema de tu zona.

Alejandro Darias Mateos
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