En anteriores artículos hemos hablado sobre cómo ahorrar energía en nuestras viviendas. Estas se suelen centrar, principalmente, en la economización de calefacción y/o climatización, pues es el elemento que más energía consume. Sin embargo, un ahorro significativo implica la realización de obras, ya sea para obtener un ahorro pasivo (aislar más la casa), como activo (cambiar la caldera por una que consuma menos). 

En el artículo de hoy te daremos consejos sobre cómo puedes ahorrar electricidad en casa para que tu consumo y gasto estén acorde a tus necesidades.

Primer consejo: evitar la electricidad

Para ahorrar electricidad, el primer consejo es tener un mínimo número de aparatos eléctricos, sustituyéndolos, en la medida de lo posible, por otro tipo de energías. La energía eléctrica es la más cara de las que se suministran en el mercado actual, por lo que casi siempre nos saldrá más barato el uso de otro tipo de energías como el gas (natural, propano, butano, etc.), el gasóleo, la biomasa, la geotermia, la aerotermia, etc. 

Los sistemas que pueden ser sustituidos por energías alternativas a la eléctrica son la calefacción o refrigeración y el agua caliente. En menor medida, también se pueden usar otras energías en la cocina, como es el caso del butano, propano o incluso de la leña o el carbón. A pesar de ser posibles opciones, no las consideraremos como una alternativa real de ahorro por los inconvenientes que genera el acopio del combustible (en el caso de la leña, el carbón o las bombonas de gas) y la mayor dificultad de limpieza de este tipo de cocinas.

El contrato de la luz

Hoy en día es muy importante estar al tanto de todos los servicios que tenemos contratados y que nos cobran año tras año sin que nos demos cuenta. Es habitual que paguemos toda clase de seguros, contratos de telefonía, etc. y que, de manera injustificada, nos suban un porcentaje cada año, el cual no se corresponde con lo que sube el coste de vida.

Sin embargo, si hacemos un contrato nuevo o nos cambiamos de compañía después de unos años, el ahorro va a ser considerable. Pues bien, esto también pasa con las comercializadoras eléctricas, sobre todo si estamos en el mercado libre.

Mercado regulado y mercado libre

Existen dos tipos de tarifas eléctricas: las del mercado regulado y las del mercado libre. Antiguamente, solo existía el mercado regulado, controlado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo pero, desde la Orden ITC 16/59/2009, de 22 de junio, el comercio de la electricidad ha sido liberado y las comercializadoras pueden ofrecer el precio de la electricidad que crean conveniente. 

Las tarifas del mercado regulado se denominan PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) y solo las pueden ofrecer las comercializadoras de referencia, que actualmente en España son 8, aunque no todas operan en todo el territorio. En el mercado regulado el precio de la luz varía cada hora y cada día, si tenemos un contador inteligente; o de manera estimada, si aún no lo tenemos. A este mercado regulado podemos acceder si tenemos una potencia contratada inferior a 10 kW y será el que tengamos que elegir si solicitamos el bono social. 

Las tarifas del mercado libre son ofrecidas por muchas más empresas y están disponibles en muchos tipos de modalidades, descuentos, tarifas planas, seguros, etc. 

¿Cuál es más barata? La respuesta depende de muchos factores. Puede ser que en el mercado libre encontremos buenas ofertas que nos compensen desde el primer momento, o tarifas más sencillas que nos ayuden a controlar mejor nuestros horarios. Pero, a la larga, casi todo el mundo considera que el mercado regulado es más barato y va a estar más controlado a lo largo del tiempo. En cualquier caso, sí que es recomendable elegir una tarifa con discriminación horaria, es decir, aquellas en las que la electricidad es más barata por la noche, y ajustar, en la medida de lo posible, nuestros horarios a los de dicha tarifa. 

¿Qué potencia contratar?

La potencia contratada es un fijo en la factura de la luz, por lo que cuanta más potencia contrates, más pagarás, independientemente de tu consumo real. Cuanta más potencia contrates, más aparatos podrás enchufar al mismo tiempo. Si quieres pagar lo menos posible, habrás de calcular con precisión cuánta potencia estimas que necesitarás en un momento dado, en función de los aparatos que pretendas enchufar a la vez. En las casas con calefacción eléctrica, la potencia a contratar será siempre mayor. Por lo demás, se suele estimar en función de la superficie de la casa. 

Existen multitud de aplicaciones para calcular la potencia que necesitas en función de los aparatos que tengas en tu casa. Lo que has de tener en cuenta es que muchas compañías solo te permiten cambiar la potencia una vez al año, por lo que no puedes subir y bajar la potencia en función de si es invierno o verano, como sería lo ideal. También hay que tener en cuenta que cada vez que aumentes o disminuyas la potencia, la compañía suministradora te va a cobrar una tasa, mayor cuando la aumentas que cuando la disminuyes.

Cómo ahorrar electricidad

Una vez que nos aseguremos de que tenemos un contrato eléctrico y una potencia contratada adecuadas a nuestra vivienda, es el momento de revisar los aparatos de nuestra casa.

  • Las bombillas: la iluminación es uno de los principales gastos eléctricos de una vivienda. El uso de bombillas incandescentes o halógenas hoy en día es un despilfarro. Las lámparas LED, o en su defecto las bombillas de bajo consumo, son mucho más eficientes y nos permiten ahorrar hasta un 80 % en iluminación, además de que duran mucho más tiempo. El precio de venta más elevado es despreciable en comparación con el ahorro que vamos a tener a lo largo de la vida útil de la bombilla.
  • Los electrodomésticos: son el otro gran gasto importante dentro de la factura de la luz. Es importante tener electrodomésticos con una alta eficiencia energética, lo que podremos observar con facilidad en su etiqueta energética. Además, es importante usar el modo eco del que disponen algunos de ellos, como las lavadoras, que nos permitirán ahorrar electricidad y agua a cambio de tardar más tiempo.

Hábitos aconsejables para ahorrar luz

Una vez puestas las bombillas LED por toda la casa y comprados los electrodomésticos con la mejor letra, ¿qué más podemos hacer? 

  • Controlar la temperatura de los electrodomésticos: especialmente, debes vigilar la temperatura del frigorífico y del congelador, que son los que tienen que estar funcionando todo el día. Con 5°C para el primero y -18°C para el segundo es suficiente. No dejes la puerta de estos aparatos abierta más que el tiempo necesario y descongélalos de vez en cuando si es necesario. Asegúrate, además, de que no estén cerca de una fuente de calor, como es el caso del horno. 
  • En la lavadora usa programas de lavado en frío, hasta 30°C, siempre que sea posible, cuando la ropa no esté muy sucia. 
  • Puedes desconectar el calentador a ciertas horas, o encenderlo solo por la mañana, cuando te vayas a duchar. Existen aparatos que se conectan al enchufe y permiten programar estos en función del horario.
  • Evita usar el horno siempre que puedas, sustituyéndolo por el microondas si puedes.
  • Asegúrate de apagar todos los aparatos eléctricos completamente, sin dejar encendido el stand-by. Si no se puede apagarlo completamente puedes usar una regleta o desenchufarlo directamente.
  • Aprovecha al máximo la luz del sol. Así evitarás encender la luz por el día.
  • Seca la ropa en el tendedero en lugar de en la secadora, si es posible.
  • Disminuye la iluminación de las pantallas, ya sea de ordenadores, tabletas, móviles, etc. En los interiores no es necesaria tanta iluminación como en los exteriores. 

Aparatos para ahorrar luz

Existen varios tipos de aparatos que nos sirven para ahorrar en nuestra factura de la luz, con mayor o menor éxito. Estos son algunos de ellos:

  • Enchufes inteligentes: permiten apagar y encender un enchufe programándolo bien desde el propio aparato o bien desde una aplicación de móvil. Son muy útiles, sobre todo, para programar el calentador. También sirven para programar radiadores eléctricos, aparatos de aire acondicionado, etc. Hay algunos que incluso detectan cuándo un aparato está en stand by y se apagan automáticamente. Su precio es barato por lo que son una buena inversión.
  • Medidores eléctricos: Consisten en medidores que se instalan en nuestro cuadro eléctrico y, mediante una aplicación, analizan todos nuestros consumos y nos hacen recomendaciones como la sustitución de determinados aparatos, el cambio de potencia, el cambio de compañía, los horarios recomendados, etc. Su precio es un poco más elevado y sirven para conocer el funcionamiento eléctrico de nuestra vivienda, aunque si tenemos un poco de experiencia y determinación, esto lo podemos saber por nosotros mismos.
  • Aplicaciones para saber el precio de la luz en cada momento: Estas aplicaciones sirven para conocer el precio del kilovatio en cada momento y decidir, por ejemplo, si queremos poner una lavadora, secarnos el pelo o poner el horno. Son muy útiles si estamos en el mercado regulado.
  • Dispositivos ahorradores de luz: Existen algunos dispositivos en el mercado que supuestamente hacen ahorrar al propietario simplemente enchufándolos a la corriente, sin hacer nada más. Estos dispositivos no tienen muy buena reputación, aunque puede ser que en algunos casos funcionen. En la mayoría de las ocasiones se ha demostrado que no producen un ahorro significativo.

Cómo ahorrar luz en casa

En definitiva, para no derrochar energía no hacen falta grandes alardes, solo hay que aplicar una serie de hábitos lógicos que ya usaban nuestras abuelas: no dejar las luces encendidas, no dejar la nevera abierta, usar la luz natural, apagar los aparatos cuando no se usan, secar la ropa en el tendedero, etc. El resto de medidas son la aplicación de la lógica a los nuevos tiempos. 

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Silja Molist López
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