En este post enumeraré cinco casos especiales de cerramientos que suelen generar confusión y algo de controversia a la hora de reflejarlos en la introducción de datos en el programa CE3X.
Ya hablé en otro artículo de lo que suponen las terrazas que han sido cerradas con estructuras acristaladas de aluminio. Esta práctica tan habitual en las ciudades significa que el inmueble gana una habitación que funciona como galería y genera el efecto invernadero. La casuística es muy variada: desde cerramientos originales de 30 centímetros de grosor que han pasado a ser meros divisores, hasta ventanas que ya no cuentan por hallarse dentro de la superficie habitable pero no en la fachada en contacto con el aire exterior. Bien, esto no es del todo cierto. Se puede simular el efecto invernadero en la introducción de datos en el programa CE3X recurriendo a opciones como “doble ventana”, por ejemplo.
Por otra parte, suelo encontrarme con lavaderos aparentemente cerrados al exterior que tras una inspección minuciosa presentan una brecha en los acristalamientos. Puede ser un antiguo conducto de ventilación, o sencillamente, mala ejecución. Mi consejo es ser muy cuidadosos con las galerías húmedas que contienen lavadoras, pilas de agua o calderas. Hay que mirar con lupa si realmente son estancas o lo parecen, porque si no lo son, no pueden contar como superficie útil de vivienda, ni para la certificación energética ni para la cédula de habitabilidad.
Con las ventanas de las cocinas – sobre todo en pisos de los años setenta para atrás – es también habitual encontrarse con los típicos vidrios en lama que nunca cierran por completo de manera estanca, sino que se superponen unos a otros. A veces, falta una lama acristalada o sencillamente el aire pasa como le viene en gana por los intersticios de las láminas. Se trata de un caso peliagudo, porque la normativa de habitabilidad dice claramente que la vivienda tiene que tener una cocina aislada o estar integrada en la sala de estar con una superficie mínima; y nosotros vemos que una habitación no estanca no tendría que ser considerada como superficie útil, sino como espacio no habitable. Yo opto (y esto de nuevo no lo encontraréis en los manuales) por definir la ventana con las condiciones más desfavorables, es decir, vidrio simple, y no estanco. El CE3X es un programa de simplificación y creo que es la mejor manera de aproximarse a la realidad.
Otro caso muy habitual es encontrarse con la asombrosa paradoja de que en un mismo inmueble, la fachada que da a la calle (y por tanto, la más vista), tiene un grosor respetable y susceptible de ser de doble hoja con o sin cámara de aire; y la fachada que da a los patios de luces o incluso al interior de la manzana, pues es de solamente una hoja. Nunca he entendido la razón, ya que ambas fachadas dan al exterior y están a merced de los cambios térmicos. Dicho vicio, que se podría disculpar a mediados del siglo pasado, increíblemente continúa apareciendo en viviendas relativamente nuevas. Evidentemente es muy complicado que una vivienda con un porcentaje considerable de fachadas de una hoja sin aislamiento pueda bajar de la calificación E.
En el caso de que nos encontremos un cerramiento opaco, en el 90% de los casos nos hallaremos frente a una medianera. Muchas medianeras han sido levantadas a lo “tabique pluvial” o han sido acondicionadas con un traje a medida, es decir, adición de trasdosado exterior con aislamiento térmico. Es muy importante en ambos casos investigar qué es lo que se ha construido en los alrededores e intentar descubrir puntos calientes que dejen ver el interior, o bien, en medianeras chapadas, buscar la firma de la empresa instaladora, normalmente presente cual cartel publicitario en forma de placa fijada a la estructura. En ambos casos, descubriremos con casi total seguridad qué es lo que conforma el sándwitch de materiales.