El desnivel de un terreno es la relación que existe entre la pendiente y la distancia en horizontal que se debe recorrer. Normalmente se expresa en porcentaje o en grados.
Su aplicación en la realidad se fundamenta en el control de la pendiente existente en una ladera mediante las cotas, y su variación en el espacio físico.
Para conocer el desnivel de un terreno tendrás que realizar un levantamiento topográfico.
Cálculo según el método topográfico
Para el cálculo de la pendiente en un mapa topográfico, debemos tener en cuenta las curvas de nivel existentes en él. A continuación para el cálculo de la pendiente en la zona deseada, debemos de fijarnos entre que curvas de nivel está el punto que buscamos.
Trazaremos una línea que pase por el punto y que sea perpendicular a las dos curvas. Mediremos sobre el plano la distancia de la línea entre los puntos A y B y, atendiendo a la escala que tenga el plano, determinaremos la distancia existente entre las señaladas curvas de nivel.
Es plenamente viable calcular la pendiente media de un trayecto gracias a los valores obtenidos de la distancia horizontal y del desnivel superado al final del recorrido. Si el itinerario tiene numerosas curvas, la distancia recorrida será mayor que la longitud de la pendiente.
En otros post te hablamos sobre como medir un terreno gracias a internet o a la medición con drones.
Construir una casa en un terreno inclinado
Si compramos un terreno en pendiente no podemos pretender convertirlo en plano a base de muros de contención. Deberemos adaptarnos al desnivel y o bien construir nuestra casa en distintos niveles o bien construir una casa más pequeña en un solo nivel.
Cuanto más movimiento de tierras y más excavación, mayor desviación con respeto la cota original.
Por último, y relacionado con el movimiento de tierras en un terreno inclinado es preciso considerar que la maquinaria necesaria se paga a razón de las horas que sea precisa. Con lo cual, cuanto menos movimiento de tierras haga falta, más se podrá economizar. No es conveniente tampoco pensar únicamente en el ahorro.
Es más adecuado considerar las condiciones de la construcción y las necesidades de cada persona. Hay que plantearse que una vivienda es para siempre e ir evaluando cada decisión con todo el detalle posible.
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