La decisión de por qué tipo de carpintería exterior debemos decantarnos al adquirir una vivienda o al hacer frente a una reforma, no es una decisión que debamos tomarnos a la ligera.
No todas las ventanas o puertas exteriores nos van a ofrecer el mismo tipo de aislamiento térmico y por lo tanto el ahorro energético puede variar de una tipología a otra.
En este artículo vamos a tratar de explicar brevemente qué parámetros deberíamos tener en cuenta a la hora de decidir qué carpintería nos conviene más.
Una de las cuestiones que tendremos en cuenta es la fachada en la que se instalará la ventana, y por lo tanto su orientación y su exposición a los fenómenos climáticos. Los vientos y las lluvias influyen mucho a la hora de escoger un tipo de ventana u otro.
No será lo mismo una ventana que esté protegida de las inclemencias del tiempo que otra ventana que reciba directamente el agua de lluvia o los vientos dominantes en la zona.
La incidencia de los rayos solares debe ser tenida en cuenta, ya que si una fachada recibe mucho sol las ventanas de madera, así como los colores lacados, suelen sufrir mucho, quedando deteriorados por el sol.
Es posible que necesitemos instalar diferentes tipos de ventanas para una misma vivienda. El primer factor que debemos considerar es el tipo de apertura. Nos vamos a encontrar con las siguientes tipologías:
Ventanas fijas
Estas son las ventanas más recomendables para lugares en los que se necesita entrada de luz, pero no ventilación. Estas ventanas no pueden abrirse de ninguna forma posible. Evidentemente son las ventanas más estancas.
Ventanas batientes
Este tipo de ventanas son las más conocidas por todos. Se abren de manera lateral y hacia el interior de la vivienda. Estas ventanas permiten buena iluminación y buena ventilación, además de ser las más fáciles de limpiar. Como inconveniente debemos tener en cuenta que al abrir sus hojas hacia el interior necesitaremos más espacio libre que con otras ventanas.
Ventanas oscilobatientes
Estas ventanas se abren tanto de forma batiente como oscilante. Es decir, disponen de un eje de giro horizontal que permite abrir la ventana por la parte superior y de manera lateral.
Ventanas pivotantes
En estas ventanas las hojas giran en torno a un eje central. Muy recomendables para tejados y buhardillas.
Ventanas correderas
Este tipo de ventanas poseen hojas capaces de desplazarse de manera horizontal. Este tipo de ventana resulta poco hermético y es la menos aconsejable desde un punto de vista energético.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta será el tipo de perfilería a utilizar, es decir de qué material serán los perfiles de nuestras ventanas. Lo habitual es que sean de madera, de aluminio o de PVC. Antiguamente eran de hierro, pero ya han quedado en desuso por sus bajas prestaciones.
Ventanas de madera
Este tipo de ventanas son ideales para ambientes rústicos y además es una buena elección como material aislante pues la madera es un material que apenas conduce el calor.
En cambio tiene un inconveniente: el paso del tiempo y los ciclos de frío y calor y etapas secas y húmedas, acaban afectando a la madera de modo que ésta va perdiendo estanqueidad. Este tipo de carpinterías requieren mucho mantenimiento (pintura, barniz…). Además la madera es un material altamente sensible a los agentes externos como los rayos solares, los microorganismos, la erosión del aire, etc.
También es un material inflamable por lo que se comporta mal en la lucha contra el fuego.
Ventanas de aluminio
El aluminio es el material más empleado hoy en día para la fabricación de ventanas, entre otras cuestiones, por su precio. Al ser un metal tiene la ventaja de ser muy resistente a los cambios de climatología, las inclemencias del tiempo, la exposición solar, etc. No requiere mantenimiento como la madera, pero con el paso del tiempo el aluminio puede llegar a picarse.
Térmicamente es conductor del calor (como metal que es) pero al no verse alterado con el paso del tiempo resulta más estanco que la madera.
En invierno es habitual que aparezcan condensaciones en los marcos de aluminio debido a que es una zona fría, aunque hace ya años que llegó al mercado la perfilería de aluminio con rotura de puente térmico, de modo que los puentes térmicos que ofrecían los marcos de aluminio se han eliminado.
El R.P.T. o Rotura de Puente Térmico es una característica que pueden tener las ventanas de aluminio, se consigue mediante el uso de un elemento aislante entre dos perfiles para reducir, o incluso impedir, la transmisión térmica entre el exterior y el interior. Éste sistema permite conseguir un ahorro energético en la vivienda y limita las condensaciones producidas dentro de los perfiles.
Las carpinterías de aluminio con rotura de puente térmico son las más demandadas por su gran nivel de aislamiento térmico. También están muy solicitadas por su amplio abanico de acabados y colores.
Las ventanas de aluminio son ignífugas por lo que su comportamiento frente al fuego es más que satisfactorio.
Ventanas de PVC
Este tipo de ventanas son buenas aislantes térmicas y se comportan mejor que el aluminio. En el resto de Europa son las más empleadas. Cuentan con la propiedad de insonorizar la vivienda y, además, son fáciles de limpiar y están disponibles en multitud de colores y diseños, incluso imitando a la madera.
El PVC, como plástico que es, es el menos recomendable desde un punto de vista de su comportamiento frente al fuego, pues emite gases nocivos en su combustión, además es el menos ecológico y más difícil de eliminar cuando se convierten en desechos tras una reforma de una vivienda.
Este tipo de perfilería de PVC requiere marcos más anchos, lo que hace disminuir la superficie de vidrio y por lo tanto la entrada de luz natural.
Su desventaja frente al aluminio es el mayor precio.
La importancia del vidrio
Otro de los factores a tener en cuenta en las carpinterías es el vidrio, que suele ser la superficie que más espacio ocupa en una ventana. Es la parte de la ventana que más influencia tendrá en el aislamiento térmico.
Para lograr un confort total debemos conocer los diferentes tipos de cristales. Los hay de una sola hoja, de dos y de hasta tres hojas. Los espesores también varían y por lo tanto las cualidades que obtendremos.
El vidrio de una sola hoja es el que menos aísla térmicamente. Tampoco ofrece un buen aislamiento acústico. El vidrio de dos hojas, al tener una cámara de aire interna, tiene un buen comportamiento térmico, además de tener mejores prestaciones acústicas.
Se suelen utilizar tres medidas para designar a este tipo de acristalamiento, por ejemplo: 4/6/4 o 4/12/6, el primer y último número corresponde al espesor de las dos hojas de vidrio, siendo el número del centro el espesor de la cámara que los separa (ej.: 4/8/4 son dos vidrios de 4 mm. de espesor separados por una cámara de 8 mm.).
Finalmente, nos conviene saber que los vidrios pueden tener distintos factores solares. Encontraremos en el mercado vidrios que dejando entrar toda la luz del sol reflejan parte de la radiación solar, por lo que ayudarán a aislar térmicamente la vivienda. Este factor puede ser muy importante en climas cálidos o con viviendas orientadas al Sur. En cambio no resulta conveniente en aquellas zonas frías donde lo que nos interesa es ganar soleamiento.
Si vas a instalar unas ventanas nuevas en tu vivienda te interesará este post en el que explicamos si es necesario pedir permiso de obra para cambiar las ventanas.
Si vas a realizar una reforma más amplia en la que vas a cambiar cocina, baño, u otros elementos de la vivienda o local, puedes pedir presupuesto del proyecto a nuestros profesionales y ellos te ayudarán en todo el proceso.