¿Cómo funciona un PLC?

Radium

Radium

Ingeniero Técnico Industrial

Publicado el 14/08/2018

Un PLC es un acrónimo inglés para designar a un Controlador Lógico Programable. Estos controladores son una herramienta habitual en hogares e industria, aunque a veces no llegamos a percatarnos de su presencia.

¿Qué es un PLC?

El PLC podría definirse como un dispositivo, asociado generalmente a una instalación o a un aparato (electrodoméstico, máquina, etc.) con las siguientes características:

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  • Es un controlador, es decir, maneja o controla el sistema o máquina a la que está asociada.
  • Es lógico, es decir, genera una respuesta en función de unas entradas de datos.
  • Es programable y por tanto se puede puede cambiar la respuesta en función de las necesidades del proceso o actividad.

Por tanto un PLC es un controlador que a partir de unas magnitudes físicas definidas (por ejemplo, una temperatura, una presión, un voltaje, etc.) es capaz de dar una respuesta (por ejemplo, permitir la entrada de agua para enfriar un motor). Estos controladores también se les conoce como autómatas, en el sentido de que no necesitan intervención humana para la actuación. Esta es una consecuencia de su característica "lógica".

EL PLC en la vida cotidiana

En realidad no existen diferentes tipos de PLC. Lo que existe es diferentes maneras de dar la respuesta, aunque en la práctica todo se traduce a una interpretación de una magnitud física en una magnitud eléctrica (por ejemplo temperatura/voltaje) y que una CPU (es decir, la unidad central de procesamiento, lo que equivaldría al "cerebro" del controlador) interprete esta señal eléctrica y actúe en consecuencia.

La respuesta también será eléctrica, pero activará algo. En ocasiones será un relé, en otras ocasiones será un brazo mecánico, en otras será una válvula, etc. A su vez estas activaciones provocarán un efecto sobre la señal que se recibía (por ejemplo, si se trata de temperatura, esta variará en consecuencia con la respuesta dada por el PLC.

Los autómatas están muy difundidos en la industria aunque hay muchas aplicaciones en la vivienda. Por ejemplo, en una instalación solar térmica forzada la bomba se activa en función de la demanda de energía del depósito. En un termostato de una caldera la entrada de gas se regula en función de la temperatura que marque el termómetro de la estancia y la interpretación del termostato a esta respuesta. Prácticamente cualquier proceso que necesite ser regulado continuamente sin que medie la intervención humana va a necesitar un PLC.

Existe un uso puramente eléctrico de algún que otro PLC y son algunos sistemas que incidan sobre la conexión de sistemas de iluminación. En este caso la señal suele ser de dos tipos:

  • Sensores de proximidad o presencia. Estos sensores emiten una señal que se ve rota por un obstáculo o presencia (caso de las células fotovoltaicas de un garaje o los sensores volumétricos de una alarma).
  • Sensores crepusculares o de luminosidad. Estos sensores varían el voltaje en función de la iluminación recibida del sol mediante el efecto fotoeléctrico y cuando no llegan a cierto nivel se activa el relé que maneja las luces de la vivienda o incluso farolas exteriores.

Este tipo de PLC está muy relacionado con la domótica y su aplicación es muy interesante y con muchas opciones de futuro.

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