Desde junio de 2013 en el que se aprobó el Real Decreto 235/2013, de 5 de abril de procedimiento básico para la certificación energética de los edificios y ahora todo inmueble que esté destinado para venta o alquiler tiene que poseer la etiqueta de eficiencia energética. Pero todo esto no es novedad. Todo proviene, entre otros, de la directiva europea DIRECTIVA 2002/91/CE del 16 de diciembre de 2.002, que posteriormente fue acompañada de la DIRECTIVA 2010/31/UE del 19 de mayo de 2010 y finalmente ha desencadenado en el real decreto de certificación energética.
Pero una de las cosas que se menciona en estos acuerdos y de la que no se está hablando mucho, es de que los edificios nuevos que se construyan a partir del 31 de diciembre de 2020 tendrán un consumo energético casi nulo objetivo. Para los de titularidad pública la fecha será para el 31 de diciembre de 2018.
¿Qué es un edificio de consumo energético casi nulo?
Ha sido difícil encontrar definiciones, principalmente porque no hay normativa al respecto, está en proceso, pero podríamos definirlo como: Un edificio con un nivel de eficiencia energética muy alto, que se determinará de conformidad con el anexo I de la directiva. La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno.
¿Cómo se construye un edificio de consumo energético casi nulo?
Es una integración de numerosos aspectos vinculados a la energética edificatoria, entre los que destacan:
- Buen diseño arquitectónico del edificio.
- Alta calidad constructivo de la envolvente.
- Inclusión en el mismo de fachadas y cubiertas inteligentes que utilicen fuentes y sumideros medioambientales.
- Instalaciones y equipos de alto rendimiento medio estacional.
- Equipos y sistemas innovadores apoyados por energías renovables.
- Soluciones integrales de domótica que aglutinen y adapten todos estos conceptos a las necesidades específicas de cada edificio. De ahí el gran valor que tendrá los certificadores energéticos y de los sistemas de control independiente que velarán por la veracidad de la información.