Las grietas de un edificio son el principal tema de preocupación de los usuarios de los edificios. Siempre me ha gustado establecer comparaciones con la Medicina y la Arquitectura. Por suerte, los arquitectos somos los médicos de los edificios. Es muy posible que el propietario de un piso se dirija a nosotros asustado por una grieta. Nosotros, en nuestro esquema mental, asociemos directamente esa grieta con una apertura zigzagueante de 1 cm de grueso. En la visita descubriremos que la presunta patología es una fisura de menos de medio milímetro. Además, no afectaba a ningún elemento estructural.
Es decir, nuestro diagnóstico difería totalmente del diagnóstico del cliente, con lo que automáticamente este último se tranquilizaba y se sentía mejor. Volvemos a la Medicina. Al que escribe estas líneas le salió un pequeño bultito en el abdomen. Acudió preocupado al médico de cabecera, no sin haber dado vueltas y vueltas a la situación previamente. ¿Y si el bultito era algo maligno? Al médico le bastaron dos minutos de observación y tacto de la zona afectada, junto con varias preguntas, para decir que se trataba de una simple hernia supraumbilical. Con una sencilla operación se quitaba. No podéis imaginarnos lo aliviado que estuve desde entonces.
Con los edificios ocurre lo mismo. Muchas veces se magnifica cualquier patología que aparece (lo que está bien, porque mejor prevenir que curar. Ese alarmismo lógico debe ser puesto en tablas de la lógica por el arquitecto para tranquilizar en todos los casos al usuario. Tanto si la patología es grave, como si no lo es (que según mi experiencia profesional, la mayor parte de las ocasiones no lo son).
Acotemos el ámbito de estudio a las grietas, que junto a las humedades, son el principal caballo de batalla. No solamente lo son de las visitas técnicas personalizadas, sino de las Inspecciones Técnicas de Edificio. ¿Cuándo hay que preocuparse por ellas? Si me obligan a dar una respuesta en una frase, mi sentencia es clara:
Cuando afectan a elementos estructurales del edificio.
Vaya, qué bien, pensarás. ¿Y cómo sé cuáles son los elementos estructurales del edificio? No te culpo por andar perdido, pero para eso estamos los arquitectos. En la inmensa mayoría de casos, no disponemos de planos del edificio que resuelvan las dudas, pero podemos asegurar con el 99% de aciertos en nuestro haber cómo es la estructura de una construcción. A lo largo de la historia de la edificación, hay un bagaje cultural que no solamente sirve para saber si un capitel es de estilo jónico, dórico o corintio, sino si un edificio es de muros de carga, pilares, estructura mixta, estructura metálica, grandes luces, jácenas planas, forjados unidireccionales o bidireccionales… Cada forma de levantar el esqueleto de un edificio suele estar entroncada con una determinada época, y la fecha de construcción es en muchas ocasiones la que da la respuesta, junto con la inspección visual. Viviendas de más de un siglo de antigüedad suelen ser de estructura de muros de carga, viviendas de más de 5 pisos suelen apostar por estructura de pilares, edificios modernos de oficinas por la estructura metálica o de forjados bidireccionales, y edificios de revista con formas imposibles, por complejos sistemas mixtos de ingeniería.
Grieta que no afecta a un elemento estructural
Por tanto, si la grieta no afecta a un elemento estructural del edificio, en general, hay que mantener la calma. Por ejemplo, esa grieta afecta a un tabique y si se te ocurre romper el tabique, al edificio no le pasaría nada porque el mencionado tabique no interviene en el estado de cargas. ¡Ojo! Esto no quiere decir que un tabique no pueda llegar a soportar cargas. De hecho, en edificaciones antiguas de forjados de madera, los tabiques terminan a lo largo del tiempo interviniendo en el estado de cargas y es una verdadera temeridad que a alguien se le ocurra redistribuir su piso quitando y añadiendo aquí y allá tabiques, porque podría romper le bajada de cargas del edificio y originar fisuras por doquier. Hay que conocer las reglas y las excepciones.
Siguiendo este razonamiento, cuando en un tabique aparece una grieta, a pesar de que ese elemento constructivo si se volatiniza no le ocurre nada al edificio, esa grieta es un indicio de que en otro elemento cercano o colindante las cosas no van del todo bien. ¿Un forjado superior que se pandea en exceso? ¿Un asentamiento que afecta a todas las paredes del edificio? Es decir, que el síntoma no hará que el edificio se caiga abajo, pero está avisando de que en algún otro lugar de la construcción hay alguna anomalía que hay que analizar.
Grieta que afecta a un elemento estructural
En el otro extremo están las grietas que surgen en pilares, columnas o muros de carga. Aquí hay que ponerse serios y evaluar la consistencia de los muros, el factor tiempo (si la grieta lleva allí desde tiempos inmemoriales o apareció ayer) y la geometría de la misma. No es lo mismo una fisurilla de menos de medio milímetro en un pilar que no alcanza a los dos centímetros, que una raja vertical de 1 cm de grosor que deja las armaduras al aire. Tampoco es lo mismo que la fisura se limite a romper el recubrimiento del pilar a que aparezca en medio. Y, por supuesto, tampoco es lo mismo que la fisura atraviese todo el elemento constructivo o penetre solamente medio centímetro.
Como solemos afirmar los profesionales de generación en generación, no hay recetas para cada patología, pero sí hay pautas que se suelen repetir. Y si hay que apostar por alguna, reitero que la preocupación por una fisura o grieta deberá sustentarse en si es un elemento estructural o no. Retornando a la Medicina, lo más importante es no autodiagnosticar y recurrir a los profesionales…porque lo creáis o no, no en pocas ocasiones una misma patología despierta diversidad de opiniones entre los expertos. Para acabar con este trabajo, hace años me llegó por terceras personas la opinión de un profesional que – en mi opinión – para reducir su “espectro de inquietud”, dice que cuando en una grieta no se puede meter una moneda de un céntimo de euro, no hay por qué preocuparse.
Yo, desde luego, prefiero ser más categórico, y vuelvo a aludir a mi cortafuegos, esta vez con los matices que ya conoces:
Cuando las patologías no afectan a elementos estructurales del edificio, en líneas generales, no hay que preocuparse de forma inmediata. Pero sí evaluar qué otro elemento asociado te está fallando.