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La inercia térmica en una vivienda permite mantener una temperatura estable con el menor gasto en calefacción y aire acondicionado posible.
Cada vez se tiene en cuenta la inercia térmica en el proyecto y la construcción de un edificio. Invertir en técnicas y materiales que optimicen la inercia térmica conllevará un importante ahorro térmico cuando se ocupe la vivienda.
Qué es la inercia térmica de una vivienda
Es la capacidad que tienen ciertos materiales y elementos arquitectónicos de captar, acumular y mantener el calor para liberarlo de manera paulatina posteriormente. El ahorro energético se consigue como resultado de temperaturas estables a lo largo de toda una jornada con el mínimo uso de los sistemas de calefacción o aire acondicionado.
Beneficios de una casa con inercia térmica
El ahorro de energía y el confort térmico son los dos grandes beneficios que aporta la inercia térmica a una vivienda. La inercia térmica es especialmente beneficiosa en climas donde se producen importantes oscilaciones térmicas entre el día y la noche.
En verano, la inercia térmica consigue extraer el calor del interior de durante las horas más calurosas. Durante la noche los muros se enfrían ayudados por la ventilación para poder absorber el calor de nuevo al día siguiente. Esto ayuda a reducir la necesidad de aire acondicionado.
En invierno, las construcciones con inercia térmica buscan mantener el calor dentro de la vivienda para el ahorro en calefacción. Se absorbe el calor durante el día y se libera hacia el interior de la vivienda durante la noche.
Materiales para viviendas con inercia térmica
Los mejores materiales para construir con el objetivo de conseguir inercia térmica y por lo tanto, ahorro de calefacción y aire acondicionado, son aquellos con alta densidad y baja conductividad térmica. La masa es clave también en los materiales que nos aportarán la inercia térmica deseada.
– La tierra, el césped y el barro son materiales con muy buena inercia térmica. De ahí las casa que se construyen enterradas o cubiertas por el terreno.
– Los ladrillos de adobe, típicos en la arquitectura tradicional, así como los bloques de termoarcilla tienen muy buen funcionamiento térmico.
– Las rocas y piedras naturales.
– Con hormigón, dependiendo de su composición , fraguado y espesor, se pude construir edificios con inercia térmica.
– El agua también funciona para la inercia térmica y lo podemos ver en algunos ejemplos de arquitectura bioclimática con muros compuesto de tanques rellenos de agua.
Además las protecciones solares (toldos, marquesinas, persianas) y la ventilación ayudan a optimizar los efectos beneficioso de la inercia térmica.