Los técnicos certificadores de Certicalia responden a nuestra entrevista y comparten sus mejores anécdotas realizando certificados energéticos.
Cada certificado energético es una nueva visita, un cliente diferente y una vivienda por conocer. Entre tantos certificados es normal que se produzcan situaciones cómicas o como mínimo curiosas. Este es el top 5 de las anécdotas ocurridas realizando certificado energético:
1- Cuidado con los tomates, de José Michael Ortega, certificador energético en Santa Cruz de Tenerife
Una vez nos obligaron a descalzarnos para visitar un chalet (hay fotos), desde entonces lo primero que inspecciono al empezar un certificado son mis calcetines y los de mi socia.
2- Salto de coche sin pértiga, de Raúl Santos, certificador energético en Badajoz
Bueno, la verdad que hay varias, pero la mas curioso fue en la visita para el certificado energético de una vivienda en la Población de Navalvillar de Pelas, en la cual en la puerta de entrada había aparcado un coche pegado a la puerta de la casa y tuve que saltar por encima de él para acceder a la vivienda.
3- El ataque del rottweiler, de Antonio Ariza, certificador energético en Valencia
Ahora recuerdo el caso de un Hotel semi abandonado que tuve que certificar. Resulta que, al ir a hacer la visita, el cliente me abrió y me dejó sólo tomando medidas. Pero no estaba solo precisamente, un enorme perro rottweiler me esperaba en el sótano uf! Pasé un buen susto, menos mal que la cosa no llegó a mayores y vino el propietario a por el y diciendo: ¡pero si no hace nada! Es muy bueno.
4- Al filo de la noticia, de Arturo Marco, certificador energético en Zaragoza
Me enteré de que los planos de la caldera estaban en el último piso del edificio en una especie de póster. Al llegar hasta allí me encontré con que la puerta de la azotea abierta, con cierta estupefacción salí afuera y vi que estaba lleno de periodistas grabando, al preguntar me dijeron que un hombre se encerraba en un bar con una pistola
5- Resacón el día del certificado, de Raúl Domínguez, certificador energético en Lugo
Me encargaron un Certificado Energético en un piso de estudiantes. El Propietario coordinó la visita con los inquilinos. El día de la visita, a la hora señalada, nadie me abría la puerta. Después de llamar al propietario y, tras más de 20 minutos de espera, conseguí acceder al inmueble. Los inquilinos, chicos y chicas estudiantes, habían trasnochado, me abrieron la puerta y volvieron a la cama en sus dormitorios. Hay que imaginar la situación, accediendo a cada uno de los dormitorios, medio a oscuras, con el chico/a, en la cama durmiendo Resultó bastante incómodo y, a la vez curioso Me marché, una vez terminé de realizar la toma de datos, sin que nadie se preocupara de mi presencia.
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Anímate a compartir tus experiencias realizando certificados energéticos.