Las humedades suponen un altísimo porcentaje protagonista en el crisol de patologías que puede padecer un edificio, y el no tratamiento de las mismas puede derivar en deficiencias de la construcción peores, incluso de carácter estructural.

El edificio debe estar proyectado y construido de tal manera que no pueda penetrar en él ni una sola gota de lluvia, y tampoco puede ser susceptible al entramado de tuberías de suministro o evacuación de aguas. Insistimos en que no solamente se trata de la molestia de que entre agua al inmueble y manche pavimentos o paredes, sino que dicho humedad en casa deteriore elementos más importantes.

Humedades por condensación

La humedad por condensación se produce por la diferencia entre temperaturas de un ambiente interior combinada con el grado de porcentaje de la susodicha humedad. La diferencia entre materiales de un hueco de ventana es el punto clave en donde se pueden producir ese tipo de condensaciones.

Está en factores como la composición de la fachada, el correcto tratamiento de los puentes térmicos y su supresión, la utilización de dobles vidrios y la compartimentación de los marcos (rotura de puente térmico) que dicha condensación desaparezca sin necesidad de utilizar agentes artificiales en el interior del inmueble como deshumidificadores o consolas de tratamiento del aire, aparte de climatizarlo.

Tenemos que conocer que las fachadas que dan al Norte, Noroeste y Noreste son muy susceptibles de presentar este tipo de humedades si no son de doble hoja y con cámara de aire.

Humedades por capilaridad

La humedad por capilaridad se produce a causa de la acumulación de agua en un elemento del edificio o anexo al edificio, que se comienza a propagar a través del elemento de contacto perteneciente al edificio. Ejemplos causantes de este tipo de humedades son las paredes de inmuebles en contacto con un terreno sin tratar o los muros de contención que no disponen de drenajes, e incluso (aunque en otro nivel conceptual diferente), el típico cuarteado del revestimiento de una fachada exterior.

Se trata de una humedad que va propagándose de manera lenta y progresiva, que aparentemente desaparece en un ambiente seco, pero que se manifiesta en todo su esplendor en épocas de lluvias. Sin embargo, que el aspecto exterior del elemento afectado sea intermitente, no indica que el interior no pueda estar permanentemente afectado por la humedad. Para evitar los problemas de capilaridad, es preciso realizar una labor de proyecto correcta e intentar que los elementos susceptibles de acumular agua no entren en contacto directo con el edificio o estén compartimentados.

Humedades por filtración

La humedad por filtración suele ser mucho más amenazadora a primera vista y tiene efectos más considerables. En mente de todos está cuando un bajante o una tubería revienta en un tubo de instalaciones por falta de mantenimiento y parte del hilo de agua se cuela en nuestro inmueble por algún punto débil como alguna caja de registro, una rasilla de división, etc.

Otro ejemplo clásico es cuando algún vecino se deja un grifo abierto y se inunda su piso, o como ha ocurrido en más de una oficina, cuando la máquina de servir agua potable se estropea el fin de semana y transforma hasta la sala de reuniones en una balsa de agua.

Pese a la aparatosidad de dichos accidentes, los efectos no suelen ser tan graves si se sustituye con presteza los pavimentos o revestimientos afectados después de arreglar la fuga de agua. En estos casos, tenemos la ventaja de que la fuga de agua es muy reconocible y no de carácter difuso como en la capilaridad o condensación.

Prevenir humedades

En definitiva, y parafraseando la máxima de la eficiencia energética “la mejor energía es la que no se consume”, la solución a las humedades reside en que no puedan aparecer por un correcto planteamiento teórico y técnico del proyecto, y no eliminarlas a base de reparaciones y arreglos posteriores.

Volviendo a nuestra fachada Norte, es evidente que si no se nos ocurre en el plano proyectarla con una doble hoja y cámara de aire, tendremos que recurrir a parches eternos para sanearla, un procedimiento similar al que recurre alguien afectado por una fiebre cuando toma un paracetamol. Se debe eliminar el causante de la fiebre, no la fiebre.

Igualmente llegado el momento, si observas un problema por humedades lo mejor es contactar con un profesional experto que pueda realizar una informe pericial de humedades para encontrar la fuente del problema y las soluciones posibles.

Alejandro Darias Mateos
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