Cuánto se gasta en una ducha

Estoy seguro de que tienes superado aquello de utilizar preferentemente la ducha en vez de la bañera para el aseo diario. Afortunadamente, esta manera obvia de ahorrar agua ya permanece instalada en las neuronas del subconsciente, tal vez porque la ducha sea sinónimo de aseo inmediato, asociado con los tiempos de frenesí que corren, en los que el tiempo es una variable fundamental que organiza nuestra vida y el reloj es el señor feudal. Aún así, una ducha diaria, si no se gestiona bien, puede ser un chorreo de litros innecesario, un desagüe gigantesco de pantanos que además queda reflejado en nuestro bolsillo.

Si tenemos en cuenta el caudal máximo recomendable para duchas, que se sitúa en los 12 litros por minuto, entenderemos la importancia que tiene aprovechar al máximo el tiempo que estemos en el plato. Cogemos como referencia el volumen de agua medio que se emplea en un baño en bañera, entre 150 y 200 litros, y nos encontramos que a partir de los doce minutos de ducha entramos en valores propios del baño en bañera propiamente dicho. Entendemos que en el caso de padres que tengan una, dos o varias criaturas, el baño en bañera es la única manera de poderlos tener contentos mientras los enjabonamos, pero cuando somos talluditos, muchos son los medios que están a nuestro alcance para reducir esos doce minutos a la mínima expresión.

Así pues, el primer consejo sería reducir el tiempo de ducha a un máximo de cinco minutos, pero en la práctica, esos cinco minutos reales de estancia en el plato o bañera podrían reducirse a dos reales de ducha o incluso menos. Por ejemplo, nadie nos obliga a enjabonarnos con la ducha en marcha, y esa labor se lleva gran parte de nuestro tiempo.

El segundo consejo de la lista sería utilizar la ducha para aclararnos y mojarnos, no para enjabonarnos. Eso incluiría no dejar salir el agua cuando todavía no estamos en la cabina o acabamos de salir de ella, con la excusa de que “el agua no está lo suficientemente caliente” o “se tiene que limpiar todo el jabón». También es importante tener un sistema eficiente para calentar el agua.

Y ya que estamos, invertir algo de dinero (que al final es irrisorio cuando se trata del ahorro real de agua que se producirá) en dispositivos especiales de ducha, como cabezales eficientes o reductores de caudal. Se amortizan en muy poco tiempo.

Por último, si nos marcamos un tiempo máximo de estancia en la ducha, sea la que sea nuestra práctica dentro de ella, ya habremos dado el primer paso para el ahorro y la preservación de un bien muy escaso. Atreverse con tres minutos está bien para empezar, seguir con dos ya es para iniciados, pero llegar a uno es de expertos. Pero, ¿quién duda en hacerse experto en ahorro cuando está en juego nuestra supervivencia? Porque no nos engañemos, sin energía eléctrica o calefacción podríamos todavía vivir como se moraba hace miles de años, pero sin agua no duraríamos ni dos días.

Puedes leer también nuestro post con trucos para ahorrar agua en casa en el que hablamos sobre el gasto de agua al fregar, con la lavadora o el riego.