Desde la última gran modificación del documento de ahorro de energía del Código Técnico de la Edificación (CTE DB-HE), realizada en 2013 (posteriormente ha habida nuevas actualizaciones, pero no afectan al espesor de los aislamientos), el aislamiento de los edificios nuevos ha cambiado radicalmente.

Si creíamos que con el Código Técnico de 2006 nos habíamos vuelto locos con el espesor de los aislamientos, a partir de 2013 estos casi se han duplicado. Esto es así, en parte, porque todos los países de la Unión Europea hemos pactado el compromiso de que para 2020 todos los edificios deben tener un “consumo de energía casi nulo”.

Y ¿qué edificios son los que tienen un consumo de energía casi nulo? Pues, en España, los que cumplen el CTE DB HE desde su actualización en 2013. Estos edificios tienen un consumo de energía casi nulo, básicamente, por sus grandes aislamientos que permiten que el gasto en calefacción o refrigeración sea casi inexistente. Este nivel de aislamiento no solo ayuda al planeta, que ya sería una razón suficiente, sino que se calcula que se amortizará siempre en un período inferior a los cuarenta años.

¿Cuál es el espesor mínimo de aislamiento según el CTE?

Al igual que no parece razonable que en España tengamos el mismo nivel de aislamiento que en Alemania, tampoco lo parece que un edificio situado en Tenerife tenga el mismo aislamiento que uno situado en Ávila. Por ello, el HE establece zonas climáticas diferenciadas para toda España. De hecho, establece zonas climáticas en invierno denominadas con las letras de la A a la E y zonas climáticas de verano denominadas con números del 1 al 4.

Por ejemplo, para las provincias de A Coruña y Pontevedra, se establece una zona climática C1, es decir, zona C en invierno (clima intermedio) y zona 1 en verano (clima suave). Para esta zona, la transmitancia térmica máxima de cualquier elemento de fachada es de 0,75 W/m²·K y para la de cualquier elemento de cubiertas es de 0,50 W/m²·K.

Cada edificio debe verificarse en uno de los programas oficiales aceptado (CERMA, HULC) pero el CTE DB-HE establece en su apéndice E que cada fachada ha de cumplir, aproximadamente, una transmitancia térmica media de 0,29 W/m²·K y de 0,23 W/m²·K en cubierta. En términos prácticos, esto quiere decir que en esta zona climática es necesario un aislamiento térmico de 11 cm en fachadas y de 14 cm en cubiertas.

¿Cómo se calcula el aislamiento térmico en fachadas y en cubiertas?

Existen multitud de aplicaciones y de programas de cálculo de la transmitancia térmica. También existen páginas, generalmente de los propios fabricantes de aislamientos, donde se puede calcular la transmitancia térmica online. Se puede calcular, por ejemplo, en el catálogo de elementos constructivos del CTE. También se puede calcular la transmitancia de un cerramiento con los propios programas CERMA o Ce3X, que son gratuitos, oficiales y de fácil manejo.

Pero en términos prácticos, el espesor medio de aislamiento para cada zona climática será el definido en el anteriormente mencionado Apéndice E del CTE DB-HE. Como en España las mayores demandas de aislamiento se producen casi siempre en invierno, solo debemos atenernos a las cinco zonas climáticas de invierno para establecer el espesor de aislamiento necesario. Indicaremos a continuación los espesores mínimos aproximados necesarios en caza zona climática, señalando algunas capitales de provincia representativas que se incluyen en dicha zona:

  • Zona climática A (Almería, Cádiz, Huelva, Málaga): espesor mínimo en fachadas 6 cm, espesor mínimo en cubiertas 6 cm.
  • Zona climática B (Alicante, Valencia, Castellón, Tarragona, Sevilla, Córdoba): espesor mínimo en fachadas 8 cm, espesor mínimo en cubiertas 9 cm.
  • Zona climática C (Barcelona, Bilbao, A Coruña, Pontevedra, Santander): espesor mínimo en fachadas 11 cm, espesor mínimo en cubiertas 14 cm.
  • Zona climática D (Madrid, Valladolid, Zaragoza, Lugo, Ourense): espesor mínimo en fachadas 12 cm, espesor mínimo en cubiertas 15 cm.
  • Zona climática E (Ávila, Burgos, León, Soria): espesor mínimo en fachadas 13 cm, espesor mínimo en cubiertas 17 cm.

Existe también una zona climática especial α que solo rige en las islas Canarias. En ella el espesor mínimo en fachadas será de unos 2 cm y en cubiertas de unos 6 cm.

Estos valores son orientativos y están calculados con aislamientos convencionales en base al susodicho Apéndice E. También hay que tener en cuenta que la transmitancia de un cerramiento depende de todos sus componentes, no solo del aislamiento. Si el resto de componentes del cerramiento tienen una transmitancia térmica baja (bloques cerámicos aligerados, madera) el espesor del aislamiento podrá ser reducido aproximadamente entre 1 y 2 cm. Por el contrario, si el cerramiento es ligero y con materiales poco aislantes (p.e. paneles metálicos) el espesor del aislamiento tendrá que ser mayor.

Tampoco hemos tenido en cuenta la transmitancia térmica de los huecos ni su tamaño. Para este cálculo se considera un porcentaje de huecos inferior al 15% y con una transmitancia térmica adecuada a su zona climática.

También es importante el diseño del edificio y su configuración arquitectónica. Todos sabemos que en España, para que un edificio funcione mejor térmicamente, generalmente los mayores huecos han de estar en las fachadas sur y oeste, mientras que las fachadas al norte deben ser más cerradas.

Naturalmente esto no siempre puede ser así porque intervienen otros factores como las vistas, los accesos, la topografía, los vecinos, etc. Los edificios compactos suelen ser más eficientes térmicamente que los edificios con muchas fachadas. Así mismo, las viviendas unifamiliares aisladas son menos eficientes, por término medio, que los edificios de pisos.

En rehabilitaciones las exigencias de aislamiento térmico son menos estrictas. A veces, alcanzar la transmitancia térmica exigible por el CTE en un edificio existente es simplemente imposible, por eso este plantea diferentes excepciones como puede ser el caso de los edificios protegidos o catalogados, en los que añadir un aislamiento térmico, ya sea por el interior como por el exterior, alteraría la imagen general del edificio.

En definitiva, hemos de acostumbrarnos a los grandes espesores de aislamiento térmico en los edificios. La época del poliuretano proyectado ya ha terminado. Entramos en la época del SATE. Hemos de pensar a largo plazo, en el ahorro de calefacción a lo largo de la vida útil del edificio, pues, como vemos, la electricidad cada vez está más cara. También hemos de pensar en el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos, si queremos que sea un mundo sostenible o queremos acabar con los últimos recursos del planeta. Está en nuestras manos.

Silja Molist López
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