Desde hace unos años se ha puesto de moda el aislamiento por insuflado en las cámaras de aire de los edificios. Existen multitud de empresas nuevas especializadas en esta actividad. ¿Pero es el insuflado la panacea? ¿En qué consiste?
La DB-HE del CTE se enfoca en la eficiencia energética de los edificios y aborda aspectos relacionados con el aislamiento insuflado, la demanda energética, y el uso de energías renovables. Esta documentación establece requisitos mínimos para garantizar un buen nivel de eficiencia en la envolvente térmica de los edificios, lo que incluye elementos como paredes, cubiertas, suelos y cerramientos acristalados.
¿Qué es el aislamiento insuflado?
El aislamiento insuflado consiste, ni más ni menos, en el relleno de las cámaras de aire de las fachadas de los edificios con perlas aislantes. Este sistema se realiza por inyección o por insuflado de pequeñas perlas de material aislante a través de pequeños agujeros realizados en la fachada, tanto por el interior como por el exterior de esta.
¿Por qué se realiza el aislamiento insuflado?
En los últimos años hemos vivido un auge en la eficiencia energética de los edificios. Tanto los certificados de eficiencia energética como las subvenciones en esta materia aparecidas en los últimos años han provocado que mejoremos el aislamiento de nuestros edificios.
Una de las maneras más sencillas, económicas y eficaces de aislar una fachada es el aislamiento insuflado. Por tanto, es una de las medidas de mejora más habituales en los certificados de eficiencia energética y una de las que más mejoran, y de manera más rentable, la calificación energética de un edificio.
¿Cómo se realiza el aislamiento insuflado?
El aislamiento por insuflado en las cámaras de las fachadas se realiza rellenando la cámara de aire de la fachada a través de pequeños agujeros que se realizan en la misma. Por tanto, lo primero que debemos tener en cuenta es si la fachada tiene una cámara de aire y saber las dimensiones que tiene esta. Para ello, lo mejor es consultar primero con un técnico competente o con la propia empresa que realice este tipo de trabajos.
Hemos de saber que las edificaciones muy antiguas, realizadas con muros de carga de distintos aparejos de piedra o ladrillo, no solían tener cámara de aire. Si topamos con una edificación de este estilo, pongamos de más de 100 años de antigüedad, lo primero que debemos sospechar es que probablemente esté protegida patrimonialmente y, por tanto, debemos actuar con mucha precaución y ponernos en manos de profesionales a la hora de rehabilitarla.
Aunque la edificación no sea muy antigua ni tenga especial valor, es probable que no tenga cámara de aire si está hecha de materiales tradicionales como piedra, adobe, madera, etc.
Las edificaciones modernas, de los años 90 en adelante, seguramente tengan cámara de aire con aislamiento en su interior. Este aislamiento será probablemente poliuretano proyectado si es de los 90, o algún tipo de panel aislante si es de los últimos 15 años. En estos casos, el aislamiento insuflado en cámara tal vez no sea la mejor opción, pues no aportará una gran mejora, siendo mejor realizar otras actuaciones más contundentes como un sistema SATE o incluso una fachada ventilada, si de verdad vemos necesario mejorar energéticamente estas fachadas.
Por tanto, podemos sospechar que una fachada tiene una cámara de aire vacía en su interior si esta es de ladrillo y está realizada entre los años 20 y mediados de los años 80.
También es bueno saber qué superficie abarca la cámara de aire. Por ejemplo, lo normal es que se corte en los forjados y no tenga continuidad entre pisos. También se puede perder la continuidad en los dinteles sobre las ventanas, en muros de carga transversales a la fachada, patinillos, etc.
Debemos sopesar si en estas zonas usaremos un sistema de aislamiento alternativo o asumir que tendremos distintos puentes térmicos a lo largo y ancho de la fachada. Para analizar la continuidad y el espesor de la cámara podemos hacer pequeñas catas e introducir una cámara en el interior de esta.
Para realizar el insuflado, debemos realizar pequeños huecos en la fachada, ya sea por el exterior o por el interior de la fachada, e introducir por ellos las perlas de aislamiento.
Es mejor realizar estos huecos por el exterior de la fachada, pues así no tendremos que entrar en las viviendas o en el edificio en cuestión. Pero esto requerirá de la colocación de andamios que, si no están previstos, puede encarecer bastante la intervención.
Los huecos han de taparse posteriormente con mortero y, en función del acabado de la fachada, pintarse o darle el acabado correspondiente. Si la fachada es de un material sin revestir, por ejemplo ladrillo visto, es mejor realizar los huecos en las juntas para que se disimulen lo máximo posible.
¿Cuándo es recomendable el aislamiento insuflado?
El aislamiento insuflado no es siempre la mejor opción para aislar una fachada. Otras alternativas que habría que valorar son el SATE, la fachada ventilada y el trasdosado interior. Veamos las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas:
- Fachada ventilada (o fachada trasventilada). Consiste en la adición al muro de un aislamiento térmico por el exterior más una capa de acabado compuesta de un material rígido formado generalmente por paneles de multitud de materiales (aluminio, acero, zinc, cerámica, materiales plásticos, compuestos de madera, hormigón, etc.). Este material exterior dota a la fachada de unas cualidades mecánicas, impermeables y estéticas difíciles de conseguir con otros sistemas. La desventaja es el precio, que se puede disparar hasta el infinito dependiendo del acabado que queramos darle.
- Sistema SATE (Sistema de Aislamiento Térmico Exterior). Este sistema es similar al anterior, con la diferencia de que el aislamiento va revestido directamente con un mortero hidrófugo y una malla protectora. Es un sistema mucho más económico que el anterior y dota a la fachada de unas cualidades térmicas similares. La fachada ventilada hace que el edificio, en teoría, respire mejor, además de aislar mejor en verano debido a la ventilación de aire por convección a través de la cámara. Estas no son ventajas suficientes como para que, a día de hoy, las ventajas económicas del SATE primen sobre las de la fachada ventilada.
- Trasdosado interior de la fachada. Esta alternativa es la menos recomendable, pues el aislamiento funciona mejor por el exterior que por el interior. Otra desventaja es que perdemos superficie útil en el interior de la edificación. Las ventajas son que podemos aislar así plantas independientes del resto del edificio, por ejemplo un piso en un edificio de viviendas. También es un sistema adecuado en fachadas en las que queramos mantener la estética exterior y que no dispongan de cámara de aire, como es el caso de los muros de piedra.
- Aislamiento por insuflado. Es recomendable cuando no se puede hacer un sistema SATE porque no podamos actuar por el exterior. Es decir, el Sistema SATE será la primera opción a valorar, porque evita todo tipo de puentes térmicos, pero el insuflado es, en principio, más recomendable que el trasdosado interior, principalmente porque es menos invasivo para el interior del edificio. Por ejemplo, el aislamiento insuflado en cámara es un sistema ideal para aislar fachadas de ladrillo visto.
Tipos de materiales utilizados
Existen varios tipos de materiales aislantes que se pueden insuflar en las cámaras de los edificios. Estos materiales de manera independiente tienen un nivel de aislamiento similar, la diferencia es la manera en que se reparten y se aglomeran en el interior de la cámara:
- Perlas de poliestireno expandido (EPS). Este material, aglutinado con un adhesivo, produce un aislamiento continuo en el interior de la cámara con muy buenas prestaciones, con una conductividad térmica del sistema de unos 0,34 W/mK. Es un material resistente a la humedad. Su precio puede rondar los 20 €/m².
- Lana de roca (o lana mineral). Aunque tiene buenas propiedades térmicas, se adapta peor a las pequeñas cavidades de la cámara que el EPS. Por lo demás, es una buena alternativa, pues es incombustible y resistente a la humedad (aunque si se moja mucho puede perder capacidad aislante hasta que se seque). Su precio puede rondar también los 20 €/m².
- Celulosa. Puede estar compuesta por papel de periódico u otro tipo de papel, por lo que es un material reciclado. Necesita la adición de un material ignífugo, como sales de boro. No se adapta tan bien a las pequeñas cavidades como el EPS. La durabilidad es menor que en los casos anteriores. La capacidad aislante no es tan buena como la de otros materiales. Su precio puede rondar los 13 €/m².
- Inyección de espuma de poliuretano. Este sistema no es recomendable. No se va a repartir bien por la cámara, quedando probablemente en las zonas cercanas a la inyección. Además, este material tiene malas prestaciones ignífugas, por lo que puede resultar peligroso en caso de incendio. Su precio puede rondar los 8 €/m².
En definitiva, los materiales más adecuados son las perlas de EPS y la lana de roca o lana mineral (lana de vidrio o fibra de vidrio). Las perlas de EPS se adaptan un poco mejor a las pequeñas cavidades. No es tan recomendable el uso de celulosa y no se debe usar en ningún caso espuma de poliuretano.
Ventajas y desventajas del aislamiento insuflado
Las ventajas más destacadas del aislamiento insuflado con respecto a otro tipo de aislamientos son las siguientes: aislamiento
- No disminuye la superficie útil de la edificación.
- No modifica la estética de la fachada.
- Se puede realizar tanto por el interior como por el exterior.
- Su precio es bastante económico en relación aislamiento/precio.
- No modifica la impermeabilidad del muro.
Las desventajas son las siguientes:
- No evita los puentes térmicos.
- Es difícil saber si el aislamiento se ha repartido homogéneamente o no, e incluso saber si realmente hay aislamiento o no.
- El espesor del aislamiento viene condicionado por el espesor de la cámara. A veces necesitaríamos más y a veces necesitaríamos menos.
- La modificación futura de dicho aislamiento es complicada.
¿No es malo eliminar la cámara de aire de la fachada?
Esta es una de las preguntas que se hacen muchos usuarios e incluso muchos técnicos. Si en su día se hizo una cámara de aire, por algo será. ¿Es bueno taparla?
Lo cierto es que la cámara de aire de los edificios tradicionales tenía una doble función. Por un lado, dar al muro un estatus de solidez, haciendo creer que el muro es más grueso de lo que es. Por el otro lado, la cámara consigue no que no se produzcan condensaciones, sino que estas se produzcan en el interior del cerramiento y que no se vean.
La realidad es que las cámaras de aire sin aislamiento son un foco de humedad y suciedad, sin ninguna capacidad aislante, y no aportan ninguna cualidad más que tapar las vergüenzas de la fachada. La ventaja, a día de hoy, es que nos permiten tener un lugar idóneo para añadir nuestro aislamiento insuflado.
La rehabilitación energética de los edificios
En esta época en la que la que la eficiencia energética es tan importante, debemos hacer algo con el consumo de nuestros edificios. No ya por nuestro ahorro, sino por el del planeta.
Es aislamiento de los edificios es una de las medidas de mejora más eficientes y uno de los mejores métodos para ahorrar energía. Y, dentro de las fachadas, el aislamiento insuflado en cámara es uno de los más eficaces y rentables.
No se puede cuantificar cuál puede ser la mejora energética de aislamiento insuflado en las cámaras, pues cada edificio es diferente, pero se puede estimar que en edificios con malas prestaciones el aumento en la calificación energética puede ser de dos letras, y lo que es más importante, el ahorro en la factura de calefacción y en el confort térmico del edificio va a ser incuestionable, amortizándose en muy poco tiempo.