La validez del certificado energético es una de las dudas más frecuentes entre quienes necesitan obtenerlo. Como probablemente ya sabes, este documento es obligatorio para alquilar o vender un inmueble. A continuación, te explicamos cuánto tiempo dura, cuándo debe renovarse y cuándo caduca. ¡Sigue leyendo!

¿Cuánto tiempo dura el certificado energético?
El certificado de eficiencia energética tiene una validez de diez años, según lo establecido en el Real Decreto 390/2021 sobre la certificación de la eficiencia energética de los edificios.
Concretamente, el artículo 13 del Real Decreto, titulado «Validez, renovación y actualización del certificado de eficiencia energética», señala lo siguiente:
«El certificado de eficiencia energética tendrá una validez máxima de diez años, excepto cuando la calificación energética sea G, cuya validez máxima será de cinco años».
Se habla de validez máxima porque el propietario puede renovarlo antes si lo considera oportuno, especialmente si va a vender o alquilar el inmueble.En resumen, la duración del certificado energético es de 10 años, salvo en el caso de que la vivienda obtenga una calificación G, en cuyo caso la validez se reduce a cinco años.

¿Cada cuánto tiempo se debe renovar?
Aunque el certificado energético tiene una vigencia de diez años, hay situaciones concretas en las que conviene renovarlo antes:
- Al vender o alquilar una vivienda si el último certificado fue emitido hace más de diez años. Desde junio de 2013 es obligatorio disponer del certificado para alquilar o vender.
- Tras realizar reformas que puedan mejorar la eficiencia energética de la vivienda. En este caso, aunque el certificado anterior siga vigente, se puede obtener uno nuevo que refleje una mejor calificación energética, lo que puede favorecer la operación de venta o alquiler.
Además, existen ayudas públicas destinadas a la rehabilitación energética de viviendas, edificios y espacios públicos, precisamente para incentivar este tipo de mejoras.
Validez del certificado energético para vender o alquilar
Solicitar el certificado energético es un paso clave desde el momento en que se decide poner en venta o en alquiler un inmueble. Aunque a veces se pase por alto, su ausencia puede acarrear sanciones.
Es habitual que surjan dudas sobre cuándo gestionarlo. Algunos propietarios prefieren esperar a tener un comprador o inquilino antes de solicitarlo, por miedo a que caduque. Sin embargo, conviene tener en cuenta que su validez es de diez años, por lo que hay un margen amplio para su utilización.

Solicitar el certificado en cuanto se anuncia la vivienda aporta ventajas importantes: se evitan posibles sanciones y se facilita el proceso de compraventa o arrendamiento, ofreciendo desde el inicio información útil a todas las partes.
¿Cómo interpretar la calificación energética de viviendas?
Calificación energética D: el gran salto hacia la eficiencia
Una vivienda con calificación energética D consume aproximadamente la mitad que aquellas calificadas como E, F o G, lo que supone un importante ahorro en las facturas energéticas. Sin embargo, alcanzar este nivel puede implicar reformas estructurales relevantes.
Reformas necesarias para alcanzar la calificación D
Mientras que pasar de F o E a niveles ligeramente superiores puede lograrse con medidas básicas (como instalar ventanas con doble acristalamiento o toldos solares), la calificación D exige intervenciones más profundas. Entre las más destacadas:
- Aislamiento térmico en fachadas, cubiertas y suelos.
- Eliminación de puentes térmicos.
- Mejora en la estanqueidad del edificio.
- Renovación de las instalaciones térmicas por sistemas de menor consumo y emisiones.
- Incorporación de energías renovables como solar térmica o biomasa.
Este salto cualitativo se debe a que el ahorro requerido en energía primaria y la reducción de emisiones para alcanzar una D es considerablemente mayor que el que se necesita para obtener niveles intermedios como F o E.
La calificación D: un aprobado con mérito
Obtener una calificación energética D no solo marca un punto medio en la escala, sino también un avance real en eficiencia. Según simulaciones:
- Una vivienda D consume un 50% menos que una E.
- Consume el doble que una B y entre 3 y 5 veces más que una A.
Aunque solo el 12 % de las viviendas certificadas en España tienen calificación D, la mayoría de las calificadas como E, F o G podrían alcanzarla mediante reformas integrales.
Calificación energética E: aprobado raspado pero con potencial
La calificación energética E es la más común en el parque inmobiliario español. Aunque se sitúa en el vagón de cola de la eficiencia, representa un umbral mínimo aceptable según la normativa actual.
¿Qué implica tener una calificación E?
Debido al modelo constructivo predominante en España hasta 2007 —sin exigencias reales de aislamiento térmico— muchas viviendas obtienen esta calificación. Aun así, está lejos de ser ideal. Comparativamente:
- Una vivienda E consume similar a las F y G.
- Consume un 50 % más que una vivienda tipo D.
- Hasta 7 veces más que una vivienda tipo A.

Gasto energético y fiscalidad
Según datos de Certicalia, una vivienda E de 100 m² gasta en torno a 1.010 € anuales en energía, lo cual es la mitad del gasto de una G.
Además, el Gobierno ha propuesto una reducción del IBI vinculada a la calificación energética. Para la E, la rebaja sería del 4 %, una ventaja frente a las calificaciones más bajas, aunque muy lejos del 20 % que otorgan las viviendas A.

Medidas de mejora recomendadas
- Sustitución de calderas antiguas por modelos de condensación.
- Mejora del aislamiento en fachadas.
- Renovación de ventanas.
Todas estas intervenciones pueden ayudar a escalar hacia una D o incluso una C, reduciendo significativamente el consumo energético.
Calificación energética F: muy baja eficiencia y oportunidades de mejora
Obtener una calificación energética F indica un consumo elevado de energía y una baja eficiencia, aunque sigue siendo superior a la G.
Consumo comparativo de la calificación F
- Una vivienda tipo F consume casi el doble que una tipo D.
- Puede consumir entre 3 y 5 veces más que una C.
- Y hasta 10 veces más que una A, según el uso de instalaciones.
El margen de mejora es significativo, lo que convierte a estas viviendas en candidatas ideales para reformas energéticas.
Recomendaciones clave
- Sustitución de instalaciones antiguas, como calderas y termos eléctricos.
- Incorporación de sistemas de producción energética más eficientes.
- Mejora del aislamiento de la envolvente del edificio.
Las viviendas F suelen beneficiarse de ayudas públicas para reformas, ya que su calificación baja las hace prioritarias en programas de rehabilitación energética.
Calificación energética G: la más baja y la más común
La calificación energética G representa el nivel más bajo en la escala de eficiencia. Es la más habitual en edificios antiguos y suele implicar un gasto muy elevado en suministros.
¿Qué implica tener una G?
- El gasto anual medio en energía para una vivienda G es de 2.087 €, más del doble que la media española.
- Según datos del IDAE, más del 25 % de los inmuebles certificados en España han obtenido esta calificación.
Aunque no es obligatorio realizar reformas, sí lo es mostrar esta calificación en todos los anuncios de venta o alquiler.
Cómo mejorar desde una G
El certificado energético incluye propuestas de mejora como:
- Cambiar ventanas por modelos con doble acristalamiento y rotura de puente térmico.
- Sustituir sistemas antiguos de calefacción y agua caliente por otros más eficientes.
- Añadir aislamiento térmico a paredes y techos.
Estas medidas pueden escalar fácilmente la calificación hasta una E o incluso una D, con el consiguiente ahorro energético y económico.
Comparativa de calificaciones: ¿cuánta energía consume una vivienda?
Gracias a un experimento realizado con el software CE3X sobre viviendas idénticas en diferentes zonas climáticas, se obtuvieron los siguientes resultados para un inmueble de 100 m²:

La tabla revela cómo incluso pequeños cambios en la envolvente o en las instalaciones pueden tener un gran impacto en el consumo energético.
¿Cómo interpretar la calificación energética de una vivienda?
Desde la entrada en vigor del certificado de eficiencia energética el 1 de junio de 2013, se ha hablado mucho sobre su coste, la regulación y los profesionales autorizados para emitirlo. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes —y menos explicados— es cómo afecta la calificación energética a los compradores e inquilinos.
La calificación energética de una vivienda se representa mediante una escala que va desde la letra A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente). Este sistema permite estimar cuánta energía consume el inmueble y, por tanto, qué impacto tendrá en la factura energética mensual.
El técnico certificador Juan Montero, experto en certificados energéticos en Madrid, recomienda que los futuros inquilinos consulten siempre la calificación energética antes de alquilar o comprar, ya que puede influir notablemente en el gasto mensual en suministros.
A continuación, se presenta una estimación orientativa del gasto mensual en suministros energéticos (electricidad, calefacción y agua caliente) para una vivienda tipo, en función de su calificación energética:

Conclusión: cuanto peor es la calificación, mayor será el gasto energético mensual, lo que puede afectar notablemente al presupuesto familiar.
¿Cómo afecta al mercado de alquiler?
Aunque aún no se puede afirmar que una buena calificación energética facilite directamente la venta o el alquiler de una vivienda, sí puede influir en la decisión del inquilino o comprador informado. Cada vez más personas valoran este aspecto como un criterio relevante, especialmente ante la subida de los precios energéticos.
Por ley, el arrendador debe proporcionar el certificado energético al futuro inquilino. No obstante, Juan Montero aconseja pedir información adicional sobre el gasto real en suministros. Esto es clave para evitar sorpresas: muchas viviendas con un alquiler mensual atractivo esconden altos costes en electricidad, calefacción o agua caliente debido a una baja eficiencia energética.
¿Tienes dudas sobre tu certificado energético?
¡No te preocupes! En Certicalia te lo ponemos fácil.
Sabemos que la eficiencia energética puede parecer complicada. Por eso, nuestro equipo de técnicos certificados está preparado para ayudarte en todo el proceso. Contáctanos y da el primer paso hacia un hogar más eficiente.