Uno de los detalles que aporta nuestro certificado energético es la cantidad de CO2 que emitimos a la atmósfera mediante nuestro consumo eléctrico.
No obstante, puede que en el interior de nuestra vivienda no se genere ni un solo gramo de CO2 y que por tanto no emitamos este gas a la atmósfera desde el inmueble…
Sin embargo, en el certificado de eficiencia energética figurará una calificación mediante una letra entre la A y la G (de más eficiente a menos eficiente), asociada a un indicador numérico cuyas unidades son kilos de CO2 emitidos por cada metro cuadrado habitable.
¿Cómo calcular este valor?
El CO2 es un gas asociado a la combustión y a otros procesos químicos como por ejemplo la fermentación. Sin ir más lejos, es el gas que producimos al respirar y es el gas que las plantas verdes asimilan para producir oxígeno durante el día mediante la fotosíntesis. Aunque en nuestra vivienda no dispongamos de una caldera que caliente agua mediante la combustión de butano, propano o gas natural, y en su lugar dispongamos de un calentador eléctrico, debemos tener en cuenta que la electricidad consumida por el calentador es generada a decenas o cientos de kilómetros de nuestro hogar en una central eléctrica que sí quema combustibles fósiles (salvo en las centrales nucleares, hidroeléctricas, eólicas, etc), y por lo tanto, se puede asociar nuestro consumo eléctrico con unas determinadas emisiones de CO2, aunque estas se produzcan y emitan a la atmósfera en un lugar alejado de nuestro inmueble. Lo mismo ocurre con la calefacción y el aire acondicionado, pues aunque no dispongamos de estos sistemas en casa, el mayor o menor nivel de aislamiento de la casa y las condiciones climáticas del lugar, hacen que se pueda calcular la energía que sería necesaria para mantener el interior de la vivienda a una temperatura determinada (temperatura de confort).
De aquí proceden los valores de Demanda de calefacción y Demanda de refrigeración, que a su vez permiten calcular los valores de Emisiones de calefacción y Emisiones de refrigeración. En resumidas cuentas, la calificación energética de una vivienda tipo se obtiene de la suma de las emisiones de CO2 de calefacción, refrigeración y producción de agua caliente que a su vez se estiman a través del cálculo de la energía que en teoría es necesaria para climatizar toda la superficie del inmueble y producir el agua caliente necesaria a lo largo de todo el año.
Ejemplo
La escala de eficiencia energética que va de la A a la G (A, B, C, D, E, F, G), tiene por unidades [Kg CO2 / m2 año] y sus tramos pueden verse en la figura siguiente, extraída de un ejemplo real de una casa de 100 m2 en Tenerife y que dispone de paneles solares que producen el 100 % de la energía necesaria para el agua caliente (de ahí que las emisiones de CO2 asociadas al ACS, Agua Caliente Sanitaria, sean 0.0).
Como se puede comprobar del ejemplo, el inmueble ha obtenido una calificación energética E con 13,9 [Kg CO2 / m2 año], que son la suma de las emisiones de calefacción y refrigeración (8.4 + 5.5) en una vivienda en la que no había calefacción ni aire acondicionado.