La Dirección General de Industria ha comenzado con fuerza el 2014, realizando la labor de inspección de certificados de eficiencia energética de edificios existentes presentados.
En primer lugar es revisada la documentación técnica entregada, emitiendo los requerimientos de subsanación en el caso de encontrar deficiencias. Por otro lado, de forma muestral y siguiendo criterios como por ejemplo el de calificaciones obtenidas excesivamente satisfactorias, varios inspectores realizan la labor de visitar los inmuebles previa cita con el titular e informando al técnico certificador, el cual puede optar por asistir a la inspección. Además, se le solicitará al técnico información relativa a su capacidad técnica (carnet de colegiación, titulación académica, etc.)
Ya en la visita de inspección, el inspector realiza las comprobaciones de los datos presentados en el certificado energético, con el fin de evaluar si se ajustan a la realidad o por el contrario existen defectos.
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Entre otros son verificados los datos relativos a las instalaciones de ACS, calefacción, climatización e iluminación en su caso, y en cuanto a la envolvente se comprueban las orientaciones, dimensiones de fachadas, ventanas, sombras y superficies de elementos constructivos límite de la edificación.
El inspector una vez realizada la toma de datos, procede a rellenar sus actas con el fin de dejar copia al titular de la vivienda. En estas se calculan las superficies de la envolvente y se anotan todos los datos relevantes, así como si ha habido diferencias respecto de los datos presentados por el técnico certificador. En el caso de existir diferencias, éstas son evaluadas posteriormente, pudiéndose contrastar con las explicaciones que aporte el certificador energético una vez sea preguntado.
Finalmente podrán abrirse expedientes sancionadores ante calificaciones irregulares, certificados falsos, etc., con multas de entre 300 y 6000 según la gravedad de la infracción. Sin lugar a dudas estas acciones combatirán el fraude existente en un sector en el que aparecen certificadores sin la cualificación técnica pertinente, otros que aun siendo técnicos actúan sin escrúpulos y no realizan la visita necesaria al inmueble, propietarios que pretenden comprar la calificación de su vivienda, etc.
Recordamos que la responsabilidad del certificado energético y la consiguiente calificación energética recae en el certificador energético firmante, por lo que es éste quien puede ser multado ante irregularidades.
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