Cuando nos planteamos una reforma integral hay que tener en cuenta varios aspectos fundamentales a la hora de tomar decisiones. Los dividiremos en cuatro puntos para mayor facilidad de comprensión.
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Índice de contenidos
1) Declaración de intenciones
Esto es muy parecido a la lista de la compra antes de dirigirse al supermercado los sábados por la tarde. Si llevamos bien preparado y estudiado lo que necesitamos y queremos adquirir, será difícil que nos distraigan las ofertas de la semana que pueden desviarnos de nuestra intención de comer de manera sana y a buen precio. Antes de consultar con un profesional, debemos reflexionar de manera profunda y repetida sobre lo que queremos cambiar en nuestra vivienda, llegando incluso a nivel de detalle. Cuando nos hagamos con nuestra idea de casa y tengamos en nuestro cerebro grabado un “paseo virtual” por la misma, entonces es el momento de…
2) Consultar con un profesional
El profesional (arquitecto o arquitecto técnico) adecuará nuestros deseos a la realidad existente, y nos indicará las posibles soluciones que existen para llevarlos a cabo, o en caso contrario, nos advertirá de las dificultades que podrían entrañar algunas decisiones arriesgadas y nos recomendará optar por otro camino. Por tanto, cuando nos preguntan por dónde empezar una reforma integral, debería ser siempre por un puñado de conversaciones entre el técnico y el cliente que arrojen la primera luz que dé lugar al primer proyecto técnico.
3) Fase de correción y adecuación de las ideas
Ya tenemos el trabajo hecho y nos damos cuenta a posteriori que algunos aspectos del mismo no son tan geniales como creíamos o simplemente hemos seguido repensando otras cosas de la reforma. Es el momento de otro feedback corrector, en el cual técnico y cliente deberán ajustarse más para llegar a la solución deseada. Dependiendo de las características o de la premura del encargo, esta fase puede dilatarse más o menos en el tiempo. Dicha fase, por supuesto, ya debe ir acompañada del máximo detalle en cuanto a soluciones técnicas y presupuestos.
4) Fase de la reforma
Una vez levantado el proyecto definitivo y tramitada la licencia que fuese menester (obra mayor o menor, por ejemplo), el propio técnico puede encargarse de la dirección de obra o delegarla en otro equipo de profesionales especializados, o incluso en el cliente, si tiene los conocimientos y facultades para llevarlas a cabo.
Aquí es necesario recalcar que el usuario deberá tener previsto una alternativa para poder hacer vida normal si la reforma se lleva a cabo en su propia vivienda, o realizarla por fases en el caso de que se prevea una prolongación larga de las obras. En todo caso, es imposible reducir la casuística a unas reglas generales, y los criterios de orden de ejecución dependerán siempre de la idiosincrasia de la obra. No es lo mismo cambiar dos tabiques de lugar que sustituir por completo un baño o una cocina.
5) El antes y el después
Cuando se realiza una reforma o una restauración, es obligado para cualquier profesional que se precie enriquecer su archivo fotográfico y profesional con una comparativa del antes de la reforma y del después de la reforma. Entender que el resultado es el final de un proceso imposible de comprender sin el punto de partida, servirá para futuros proyectos.